El proceso electoral de este año será definitivo en la pretensión del actual régimen para consolidar su proyecto, pero no será tan fácil que lo logre.
Mientras los puristas y seudodemócratas se escandalizan por la alianza de la oposición, quienes son menos radicales entienden que eso es parte del juego democrático.
Es política y en ella, las alianzas no solamente son comunes, sino hasta necesarias cuando se busca el poder.
Insisto en que quienes saben de esto, confirman que es el objetivo de toda fuerza política: alcanzar el poder.
Así sucede con la coalición de Morena con el Verde y el PT. El primero, que ha sido un eterno acompañante-comparsas, se les dice-, del PAN y del PRI, mientras que el segundo tiene su origen en cuadros políticos con paternidad salinista.
Dos casos ejemplifican lo que los puristas escandalizados llaman “contranatura” : Nuevo León y San Luis Potosí.
En el norte, olvidando la dignidad y el discurso presidencial, Morena entregó la candidatura a la priísta Clara Luz Flores y en la entidad potosina va a proponer a una mujer como su candidata que tenga un papel meramente testimonial, pues de facto el partido del Presidente está apoyando al aspirante del Verde y del PT, Ricardo Gallardo, un individuo que antes de ser diputado del PRD estuvo preso bajo acusaciones de presuntas relaciones con el crimen organizado. Hoy, cobijados ambos por Morena, han convertido al partido del Presidente en una copia de la alianza PAN-PRI-PRD.
Decía que no creo que sea tan fácil para el partido del Presidente López conseguir su objetivo de afianzarse en el poder, aunque no será imposible.
En los estados que hasta ahora se ha anunciado que Morena va en alianza con el Verde y con el PT, las cosas se han ido complicando, porque han surgido inconformidades entre quienes no han sido favorecidos.
También, entre buena parte de la militancia de Morena se cuestiona la designación desde la dirigencia nacional, de personajes de reputación dudosa, que si las tendencias se conforman, van a llegar a las gubernaturas de la mano de Morena, PT y el camaleónico Verde.
Claro, si ganan, esos candidatos llegarían a ser gobernadores con el único compromiso de estar a toda hasta del lado del Presidente, quien los respaldó a pesar de ser criticados por su trayectoria. Hagan de cuenta como en los viejos tiempos del PRI.
Encuestas recientes, del mes pasado, indican que Morena y sus aliados tienen ventaja en la medición de preferencias electorales, en lo que se refiere a la mayoría de los distritos federales.
Claro, hay que considerar que las elecciones por las gubernaturas, diputaciones locales y Presidencias Municipales operan muchas veces con criterios diferentes.
Sin embargo, a simple vista Morena lleva ventaja y si no sucede algo extraordinario, a pesar de que la inconformidad que pueda surgir entre los militantes, finalmente se impondrá la decisión de la dirigencia nacional con los candidatos cuestionados y pueden obtener el triunfo.
Sí, la ventaja la tiene el partido y aunque haya abanderados criticados, la estructura y los recursos pueden hacerlos ganar.
No va a ser tan fácil, pero de que tienen muchas posibilidades nadie lo duda.

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