El nivel de la discusión pública que existe en México, en Tamaulipas y en la zona sur en particular, es consecuencia directa de la polarización que vivimos.

Al igual que en anteriores procesos electorales, en el actual vemos condiciones que no son muy propicias para alentar una mayor participación ciudadana que se refleje en una buena afluencia en las urnas.

Acusaciones jurídicas con tintes políticos, hostigamiento a opositores,  asesinato de candidatos, guerra mediática y un ambiente radicalizado entre partidarios del actual régimen, forman parte de lo que los mexicanos estamos enfrentando desde hace semanas.

Si bien la polarización ha sido alentada desde el Palacio Nacional como parte de la estrategia de dividir para dominar, en el fondo eso no abona al fortalecimiento de la democracia y de la construcción de un régimen político justo, honesto, moralmente aceptable.

Si entendemos que la autollamada 4T emprendió una campaña masiva de desgaste a la oposición y en especifico en contra de algunos personajes que le son incómodos al Presidente, porque empezaron a ver que caían sus posibilidades de ganar la mayoría en la Cámara de Diputados, es posible entender lo que vemos.

Después de la tragedia del metro, hace unas dos semanas, en la que murieron 26 personas y unas 50 resultaron seriamente heridas, es comprensible que el régimen quiera recurrir nuevamente a los distractores que desvíen la atención ciudadana de este escándalo político, que ya le costó la caída en la aprobación a los candidatos de Morena. De hecho, numerosas encuestas apuntan a que el partido del gobierno va a perder la mayoría que le ha servido hasta ahora, solo de afirmación de sus deseos al Presidente.

En cuanto al nivel de discusión, basta ver cualquiera de las redes sociales de mayor uso en el país, para darse cuenta de que las legiones de seguidores del Presidente y sus opositores se enfrascan en discusiones por temas que van de lo banal a lo medianamente interesante.

Lo revelador es que los ánimos se han exacerbado, que la intolerancia campea en esas plataformas y que diariamente se alimentan esas actitudes desde un bando y otro. Y que muchos de los que inician discusiones o marcan tendencias son bots al servicio de propagandistas oficiales.

Si la mayoría de los ciudadanos no actúa con serenidad, responsabilidad, prudencia y madurez, las cosas no van a mejorar en lo político.

Como sociedad vamos peligrosamente por una ruta que no anticipa un final satisfactorio para todos.

Ceder ante el interés mezquino de quienes alientan la división, la polarización y la intolerancia, nos conducirá aceleradamente por una peligrosa ruta que no va a terminar el 6 de junio.

Los bandos que se disputan el poder político en estas elecciones están sobrados de soberbia, intolerancia y mezquindad, porque piensan en proyectos de larga duración que conduzcan procesos de cambio o restauración, que solo los benefician a ellos.

Asumirse como infalible, impoluto, incorruptible y poseedor único de la verdad, es signo de arrogancia. Nadie que busque dividir a los mexicanos en aras de cualquier proyecto político merece ser considerado como salvador. O como el único honesto. Nadie.

Estando así las cosas, lo que debemos hacer los ciudadanos es actuar con mesura, con tolerancia, con respeto a los que piensan diferente.

También, romper con el estigma de ser chairos o fifis que quieren seguir imponiendo los verdaderos “vulgares ambiciosos de poder” qué se regodean en una falsa honestidad mientras atizan la división. Por ahí debemos empezar.

LA DIFERENCIACIÓN,  VENTAJA DE CARLOS FERNÁNDEZ

Una de las cosas que traen muy optimista a Carlos Fernández Altamirano es la diferenciación en su proyecto, de otros de su mismo partido y de los adversarios.

El joven candidato del PAN a la diputación local por el distrito 20 ha realizado una campaña extenuante, con reuniones en corto, recorridos por colonias y sectores urbanos, forosny encuentros con grupos sociales y organismos empresariales a quienes ha presentado su propuesta de trabajo legislativo y de gestión.

El hecho de haber emprendido sus actividades de manera individual, pero con la disponibilidad para trabajar en equipo con sus otros compañeros de partido, le ayudó a Carlos Fernández a tender puentes directos de comunicación con los maderenses, muchos de ellos jóvenes, comerciantes,  empresarios medianos y grandes, colonos y profesionistas, quienes se han identificado con su proyecto.

Carlos le ha apostado fuerte a la diferenciación de propuestas, lo mismo entre la fórmula de candidatos panistas que con los otros contendientes de los demás partidos.

Esto es importante porque ante el escenario que se vislumbra, si las tendencias se confirman, Carlos Fernández sería el único de los candidatos panistas en Madero que puede salir bien librado en las elecciones de junio.

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