En más de alguna ocasión comenté que los ciudadanos debemos defender al INE, porque su importancia como institución autónoma con legitimidad para organizar y conducir los procesos electorales en el país, representa una obligación moral para los mexicanos.

Su carácter ciudadano le da la suficiente autoridad para reiterarle el respeto de los mexicanos por la gran labor que realiza el organismo, en la planificación y conducción de las diferentes elecciones federales y concurrentes con los procesos locales.

No se trata de pontificar sobre las ventajas de que sea la sociedad civil organizada a través del INE, quien se encargue de esta labor en vez de que lo haga el gobierno, como sucedía hasta antes de su creación, pero sí hay que recordarle a las generaciones de los menores de 30 años y a los adultos mayores de 65,  que no es buena la experiencia vivida de que sea el régimen quien funja como juez y parte en las elecciones.

La última vez que eso sucedió fue en 1988, cuando el PRI gobernaba y el Secretario de Gobernación era Manuel Bartlett, hoy cercanísimo y protegidísimo funcionario del presidente López Obrador. Entonces, como muchos saben y otros quieren ignorar, la izquierda alegó fraude y acusó a Bartlett de haber operado el robo de la elección para favorecer al priista Carlos Salinas de Gortari.

El recuento viene al caso porque en las últimas semanas, el INE ha vuelto a ser objeto de ataques infames por parte de diversos actores políticos que no están de acuerdo con las decisiones tomadas por el organismo, con base en lo que establece la ley.

La anulación de las candidaturas de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón a los gobiernos de Guerrero y Michoacán respectivamente, no sólo provocaron el enojo de dichos aspirantes sino de la dirigencia nacional de Morena, partido que los postuló.

En realidad, habría que decir que el principal personaje que reaccionó de manera iracunda fue el Presidente López Obrador, a quien secundó Mario Delgado, encargado nacional de Morena. Y digo esto porque como en tiempos del PRIAN, el responsable del partido oficial siempre obedece a tontas y a ciegas al presidente en turno. Así, como ahora.

A raíz de que el INE canceló las candidaturas porque ambos aspirantes no cumplieron con la ley, al no entregar dentro del plazo establecido sus reportes de gastos de precampaña, los dos precandidatos emprendieron una campaña de ataques al instituto.

Insultos, linchamiento virtual en redes sociales con el apoyo de farmbots, amenazas personales e incitación a la violencia, han sido evidentes por parte de Salgado Macedonio.

Inclusive, Mario Delgado,  encargado de Morena, se situó al mismo nivel de Félix, al sugerir con la extinción del INE, porque sus decisiones no han gustado al Presidente.

Por si no se recuerda, Félix Salgado está también acusado de presuntas violaciones y hay varias carpetas de investigación en curso. Eso tampoco fue motivo para que Delgado, Morena y el Presidente cedieron ante la gravedad de las cosas y prefirieron respaldarlo, a pesar de lo ruin que eso es.

Soy un convencido de que las elecciones son algo tan delicado como para que las organicen los gobiernos. Insisto, Las experiencias en México son malas.

Debe ser la sociedad civil quien asuma esa responsabilidad. Debe fortalecerse si figura y dotarla de todos los recursos necesarios para llevar a cabo su tarea, con absoluta independencia.

Pretender enlodar la imagen de los consejeros ciudadanos porque al Presidente  -quien sea que esté en el poder-, a candidatos o a los partidos no les gusten sus decisiones tomadas con base en la ley, es perverso.

Es de malos jugadores y peor perdedores pretender descalificar al árbitro porque aplica la ley, como en estos casos.

Es peligroso querer extinguir al árbitro porque no favorece a quien tiene el poder cuasi absoluto, como sucede ahora con la autollamada 4T.

Querer hacer cambios, presionar a los consejeros y amenazar con desaparecer el INE si no actúa a contentillo del Presidente en turno, no es propio de alguien que se siga demócrata.

A eso nos estamos enfrentando y es algo que como ciudadanos tenemos que evitar.

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