Apenas rebasados dos años y medio, el Gobierno Federal sumó más de 90 mil muertos con violencia en México.

La cifras de homicidios dolosos en el país muestran casi el triple de lo que el gobierno de Felipe Calderón reportó en la mitad de su sexenio y es el doble de lo alcanzado en la administración de Peña Nieto en el mismo periodo.

Recuerdo a Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, afirmando en Tampico por esos años que la administración del Presidente Peña cambiaría la estrategia de seguridad, porque no veía resultados y se notaba una creciente ola de violencia en el país.

Resulta que fue pura demagogia, porque el saldo final del sexenio priísta fue peor que el de su antecesor.

Aquí el punto es que por la estrategia de seguridad implementada en el gobierno de Peña y cuyo principal responsable era Osorio Chong, los resultados fueron desastrosos y por eso cuando López Obrador llega al poder una de sus principales banderas es la del combate a la violencia y la restauración de la tranquilidad de las familias mexicanas.

El entonces candidato fue insistente una y otra vez en su propuesta de regresar al ejército a los cuarteles y reservar a las fuerzas armadas para las tareas que constitucionalmente le han sido asignadas, eliminando así la presencia de soldados y marinos en las calles, algo común en los gobiernos de Calderón y Peña.

Sin embargo, la decepción llegó pronto, cuando la autollamada Cuatroté decidió inclinarse por la permisividad a la actuación impune de los grupos criminales. La estrategia de no combatir a la delincuencia fue resumida en una frase que pretende ser de inspiración pacifista, pero que en realidad encierra indolencia.

El “abrazos, no balazos” es indignante porque es una invitación implícita a la actuación impune de los grupos criminales. Los más de 90 mil homicidios dolosos así lo confirma.

Por eso sorprende que el Presidente López Obrador haya anunciado que va a destinar 50 mil millones de pesos más a la Guardia Nacional, con el fin de consolidarla a finales de 2023.

Esa cifra es 40% más alta que el dinero que el gobierno destina este año a ese cuerpo policíaco integrado en su mayoría por elementos de las fuerzas armadas.

No es que la Guardia Nacional no requiera de recursos para cumplir con su responsabilidad de coadyuvar en mantener la seguridad interna, pero los datos duros de los delitos de alto impacto en México dejan muchas dudas acerca de la efectividad lograda hasta ahora.

Quizá si el gobierno federal decidiera asumir cabalmente su responsabilidad de hacer cumplir la ley y proteger el patrimonio e integridad de los ciudadanos, no habría cuestionamientos a su decisión de dar esos 50 mil millones de pesos a la Guardia.

Porque si las cosas siguen así, con cifras crecientes de homicidios dolosos y con índices de delitos de alto impacto imparables, entonces no tendría caso seguir gastando miles de millones de pesos en abrazos que de nada sirven. Para eso, mejor destinarlos a cosas más provechosas y necesarias.

¿O usted qué cree?

abarloventotam@gmail.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí