Tratando de encontrarle una explicación a la crisis que viven los principales partidos políticos en lo que se refiere a la credibilidad ciudadana y sus propias posibilidades de evolucionar como instrumentos para fortalecer la vida política del país, un buen amigo conocedor de la política y del viejo sistema concluyó sencillamente con unas cuantas palabras: se olvidaron de formar cuadros.

Al principio puede parecer un diagnóstico simplista de una situación compleja que resume la degradación paulatina de la vida política nacional, pero particularmente de la imagen de los partidos políticos entre la sociedad.

Pero cuando se hace referencia a que la ausencia de cuadros políticos suficientemente preparados para entender la importancia de contribuir mediante el diálogo, el consenso la negociación y los acuerdos para el avance democrático de México, se entiende que la explicación sencilla tenga muchísimo sentido.

“Se olvidaron de formar cuadros políticos con una fuerte esencia ideológica basada en principios humanistas y solidarios, porque en vez de eso se dedicaron a gestionar posiciones de poder para beneficio personal”, me dijo en varias ocasiones mi amigo, quien por cierto hizo un ejercicio de autocrítica, ya que fue alguna vez candidato de uno de esos partidos que están en grave crisis.

Y es que los problemas de la poca confianza que los partidos generan entre los ciudadanos no es exclusiva de un instituto político en particular, sino de todos, desde los que participaron en el viejo régimen hasta los que ahora son protagonistas en la auto llamada 4T. Finalmente, la mayoría comparte un mismo origen, aunque diferente tendencia.

El desinterés de los dirigentes de partidos políticos que durante décadas usufructuaron los beneficios que les proporcionaron las autoridades electorales a través de las prerrogativas, se notó porque dieron prioridad a la conservación de sus propias cuotas de poder, rotando en las diputaciones y senadurías plurinominales a personajes que ya tenían acumulados trayectoria, edad y compromisos, antes de preferir formar nuevos cuadros y brindar la oportunidad de adquirir experiencia a figuras emergentes.

Y en casos como Tamaulipas, en donde los meses previos a la selección de candidatos a la gubernatura deja ver la situación crítica por la que pasan los principales partidos políticos, se confirma que la falta de un trabajo consistente en la formación de cuadros básicos y la preparación de nuevos protagonistas, nos muestra ahora una situación de la que difícilmente van a poder salir los institutos políticos.

Eso puede explicar cómo desde el oficialismo panista se recurre a viejas figuras que carecen de la suficiente autoridad moral para encabezar encomiendas desde el aparato burocrático, que aparecen como puestos de alta jerarquía, pero que en realidad son cargos destinados a la operación política. Lo que es peor: No son cuadros o personajes de origen ideológico panista, lo cual constituye una ofensa a la inteligencia de los verdaderos militantes.

En el caso de Morena, la gran cantidad de personajes que se asumen como aspirantes en uso legítimo de un derecho, también nos confirma la gravedad de una ausencia en el trabajo de formación de cuadros auténticamente izquierdistas, ya que la mayoría tienen un origen partidista que abrevó en la ideología del PRI, partido que ha nutrido las filas del partido en el gobierno.

La falta de interés o capacidad de todos los partidos -no sólo los principales- para formar cuadros básicos, con formación ideológica, con preparación política y con una idea central de trabajar para generar acuerdos con los adversarios, se nota claramente ahora en el estado.

La situación ha llevado a los ciudadanos a ver aspirantes que hoy militan en un partido, pero en un pasado no muy reciente estuvieron en otros. El cambio de uno a otro instituto político es también el tránsito de una posición ideológica a otra, aunque sea endeble el argumento para sostenerse.

Como decía mi amigo, es la falta de cuadros, la carencia de visión de largo plazo y la soberbia de creer que permanecerían para siempre en el poder, lo que los llevó a eso.

Ese es el problema, ese es el diagnóstico y esa es también la oportunidad de resolver esto.

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