Este día, el Presidente López Obrador presentará su tercer informe de gobierno -el oficial, porque por iniciativa propia ha hecho varios-, en el que tendrá que rendir cuentas al país sobre el estado que guardan las finanzas y la administración pública.

La ley establece que los informes sean presentados una vez al año, el primer día de septiembre. El documento debe entregarse al Congreso, que en sesión del pleno debe recibirlo y darle trámite a su revisión en los días subsecuentes. Por tradición, hasta antes de la llegada de López Obrador al gobierno, la liturgia política marcaba que el Presidente asistiera a la sede del Legislativo para dar también un mensaje cargado de referencias políticas que le ayudara a reafirmar su posición de poder.

Pero las cosas cambiaron de forma en 2018 cuando se inició el gobierno de la autollamada 4T y entre ellas, lo aparatoso de los informes presidenciales. No significa que en el fondo se haya despojado al titular del Ejecutivo de esa atribución de atraer los reflectores para proyectar su figura personal y política, sino que simplemente se modificaron los modos. Sin que acuda al Congreso, el Presidente en turno sigue teniendo su escenario de proyección.

A mitad del camino -como el libro que dice que escribió-, el gobierno del Presidente López Obrador tendría que ser autocrítico y honesto en el reconocimiento de los yerros, de los fracasos y de la ineptitud para resolver problemas graves que el país enfrenta desde hace años y con los cuales no ha podido o querido terminar.

Así como la celebración de logros que considera trascendentes, la autollamada 4T debería admitir el craso error que es basar su política de seguridad en la ausencia de una estratega que tenga como base a aplicación de la ley y el interés por proteger la vida de los mexicanos. El caso más concreto es el de preferir dejar que los grupos criminales se apoderen del control de grandes regiones del territorio nacional, que sigan operando impunemente y que la cifra de homicidios dolosos crezca irrefrenablemente.

Ya no hablemos del fiasco que ha sido el plan para rescatar a Pemex y las pésimas decisiones de fomentar el uso y generación de energías fósiles, sucias y que en la mayor parte del mundo están en proceso de sustitución por las limpias. O la silenciosa y grave militarización que vive México, con áreas cada vez más grandes bajo control de las fuerzas armadas, desde los puertos a las aduanas, desde la construcción de bancos a tener la seguridad interna o evitar la llegada de migrantes centroamericanos; desde el reparto de gas de una nueva empresa oficial a la operación de un tramo del Tren Maya, una vez que inicie operaciones.

Y, como colofón, sin que eso quiera decir que las cosas por resolver terminen ahí, está la impericia y hasta la incapacidad para manejar la pandemia, si juzgamos por el número de muertos y de contagiados: Hasta ayer sumaban 3 millones 352 mil 410 personas contagiadas y 259 mil 326 personas fallecidas, oficialmente, porque el INEGI ha comprobado que los números de las autoridades se han quedado cortos.
Ya no hablemos del déficit que tiene el nuevo régimen en materia de derechos humanos o del respeto a la libertad de expresión de quienes disienten; del uso político de instituciones como la Fiscalía General de la República, el SAT, la Unidad de Inteligencia Financiera y cuanta exista para investigar, presionar y acorralar a los opositores que osan ser críticos.

En fin que aunque haya logros que el propio gobierno federal se esté encargando de difundir masivamente a manera de justificar su estilo de ejercer el poder a la vieja usanza, pero con una narrativa novedosa, esos resultados se inscriben solamente en el terreno de su responsabilidad como autoridad y no ameritan ser destacados como si fueran algo extraordinario o fuera de lo común.

Y EN TAMAULIPAS, TAMBIÉN

Este fin de semana también será el comienzo de la presentación de los últimos informes de gobierno de los Alcaldes de la zona sur de Tamaulipas.

El viernes por la tarde en la Unidad Deportiva de Ciudad Madero, Adrián Oseguera presentará los resultados de tres años de gestión que se caracterizaron por la aplicación de una política de austeridad, cercanía con la gente para escucharla y tomar decisiones y fundamentalmente, de buscar y encontrar canales de comunicación con los más altos niveles del gobierno federal para obtener recursos públicos.

Oseguera consiguió en este su primer período de labores -encabezará el segundo a partir del 1 de octubre-, logros importantes en materia de administración pública, ejecución del programa de obras que pudo abatir parte del enorme rezago que hay en la ciudad y también, consiguió fortalecer la imagen de Playa Miramar, el principal destino turístico de la entidad.

El acto de este viernes también será ocasión propicia para que los maderenses y quienes viven más allá de sus límites municipales, sepan si Oseguera aprovechará el evento para decir abiertamente si buscará la candidatura de Morena al gobierno estatal, para disputar la elección del año próximo.

Se sabe que Adrián tiene como prioridad entregar buenas cuentas y comenzar su siguiente gestión haciendo más compromisos, por lo que en caso de decidirse a buscar la nominación tendrá que hacerlo en los días y horarios que la ley establece, para no descuidar su principal encargo.

abarlovento@gmail.com

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