Ramiro Ramos Salinas tendría que ser considerado el cuarto aspirante del PAN -en una aparentemente inevitable alianza con el PRI- a la gubernatura de Tamaulipas en 2022.

El proceso electoral que comenzó formalmente el domingo es quizá la última oportunidad que tiene el tricolor de buscar la recuperación que no pudo conseguir en los últimos tres años, después de que el blanquiazul le quitara la gubernatura y el Congreso en 2016.

Las cosas transitaron bien políticamente para el PAN, hasta este año, cuando el desgaste provocado por la campaña política y jurídica contra el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca se trasladó al partido y muchos de sus candidatos perdieron ante la coalición de Morena y el PT en el estado. Sólo Tampico pudo superar esa dura prueba electoral, porque todo lo demás lo perdieron los panistas y con mayor razón, la capital.

A partir de entonces a los azules se les redujo el margen de maniobra en la sucesión, aunque lo más preciso sería decir que a quien le cambiaron algunos planes originales fue al mandatario, quien adelantó el proceso sucesorio cuando virtualmente destapó al primer aspirante panista y con ello, aceleró la contienda interna en Morena.

En el partido del Presidente había hasta ayer 8 o 9 aspirantes, pero de aquí a noviembre que se haga la encuesta para seleccionar al que será su candidato pueden surgir más. Uno nunca sabe.

Pero en el PAN, donde el control lo sigue teniendo García Cabeza de Vaca y muchos apuntan a que irá por una alianza con el PRI y lo que queda del PRD, la lista es corta y la integran César Verástegui, Jesús “Chucho” Nader y Gerardo Peña. Si se toma en cuenta a los que puede proponer el PRI en la búsqueda de consensos para afianzar la alianza, el primer sitio lo ocupa Ramiro Ramos Salinas y después anote usted a Alejandro Guevara Cobos y Enrique Cárdenas. De Edgardo Melhem ni hablar, porque él se dedicará a disfrutar de su diputación plurinominal en el Congreso.

Ramiro, oriundo de Nuevo Laredo, estuvo considerado entre los aspirantes que en 2016 se manejaron como posibilidades para seleccionar al abanderado del PRI a la gubernatura, que finalmente fue para Baltazar Hinojosa Ochoa y perdió ante Cabeza de Vaca.

Hoy las circunstancias son diferentes y aunque el PAN tiene el control de una amplia estructura territorial, una gama extensa de programas sociales y asistenciales, operadores políticos de las más variadas tendencias y necesidad de refrendar el triunfo de 2016, necesita del tricolor, de lo que le quede en los municipios, del conocimiento de las viejas prácticas políticas y de algunas figuras para darle más opciones de elección.

Creo que Ramiro Ramos tiene oportunidad de ser el candidato de la inevitable alianza PRI-PAN-PRD, si entre los azules se entiende la necesidad de mencionar a más de 3 de los suyos y se quiere dar un giro, con una verdadera intención de compartir esfuerzos en la lucha por frenar a un adversario común.

Si de por sí no son pocos quienes aseguran que todo parece indicar que el blanquiazul irá al proceso electoral con un candidato a modo, para perder y entregar el estado a cambio de ciertas concesiones legales para algunos particulares, si se negara la participación de los priístas en el proceso de selección las conjeturas tomarían fuerza como posibilidades de un acuerdo no escrito.

Me parece que Ramos Salinas -uno de los pocos priístas que ocuparon cargos relevantes- al quedarse en el PRI, confirmó la diferencia entre quienes mantuvieron su lealtad y los que se fueron. Y si quienes vayan a decidir la alianza quieren tener posibilidades de triunfo, tendrían que darle juego, espacios y medirlo con los demás aspirantes azules y de Morena.

¿Es más o menos competitivo que Verástegui, Peña o Nader? ¿Sus negativos son mayores o menores? ¿Tiene un perfil adecuado para adoptar las propuestas de uno y otro partido en materia de gobierno? ¿Puede atraer votos priistas que en los pasados procesos electorales se fueron a Morena? ¿O aportaría poco y sería un lastre por la pésima imagen del tricolor entre los tamaulipecos?

Esas preguntas y otras más tendrían que ser revisadas y respondidas con base en mediciones en territorio, con evaluaciones sobre su reputación digital y con ejercicios de careo hipotético con otros aspirantes de los demás partidos.

LEY DE SALUD CON VOTO UNÁNIME

Ayer, el senado de la República aprobó por unanimidad de votos la iniciativa del tamaulipeco Américo Villarreal Anaya para reformar la Ley General de Salud, que a partir de ahora garantizará el derecho a la atención de urgencias médicas en cualquier institución del sistema de salud del país.

Américo, quien es presidente de la Comisión de Salud en el Senado, presentó la propuesta que modifica la legislación que estaba vigente, pero que con este cambio introduce un elemento importante de sensibilidad social que busca beneficiar a la población en general, sin distingos de pertenencia o no a alguna institución médica oficial.

abarloventotam@gmail.com

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