Durante largos meses, cientos de habitantes de Ciudad Vicoria clamaron públicamente para que alguien, quien fuera y tuviera el poder de hacerlo, interviniera para poner un freno a los excesos, el desorden y la apatía que caracterizó al gobierno municipal de Xicoténcatl González Uresti.

El médico había llegado a la Alcaldía de la capital en su segundo intento, apoyado por las estructuras del poder y abanderando al PAN, que de esta manera se hizo del control de la sede del Ejecutivo estatal y por ende, la principal caja de resonancia política de la entidad. Habían dejado en el camino a Oscar Almaraz Smer, quien fuera todopoderoso secretario de Finanzas de Eugenio Hernández y diputado local en el gobierno del grisáceo Egidio Torre.

Al menos en el papel, el PAN gobernó Victoria y con ello, quienes detentan el control del partido pensaron que tendrían para su grupo el apoyo de los ciudadanos, quienes en gran parte dependen económica y profesionalmente de sus empleos en la burocracia estatal y de los negocios que se hacen con el gobierno en sus dos niveles. Lo que parecía un triunfo por partida doble terminó en pesadilla para los victorenses y en un castigo al ego y a la cerrazón de quienes sostuvieron en el poder a Xicoténcatl, calificado por los ciudadanos como el peor Alcalde que han padecido en las últimas dos décadas, y eso que ya había estado al frente del Ayuntamiento Arturo Díez Gutiérrez.

El caso es que el empecinamiento de quien sostuvo a Xico en el poder le costó al PAN una de las peores derrotas de la pasada elección y la pérdida de la confianza de miles de ciudadanos capitalinos, porque aunque con unos meses de trabajo intenso la diputada con licencia y Alcaldesa en funciones Pilar Gómez se esforzó, nada pudo hacer ante la cruda realidad.

Xico no sólo dañó la imagen del PAN, sino también del gobierno estatal, porque era un secreto a voces que lo respaldaban desde el poder, que por eso le toleraron escándalos y el desorden administrativo que encontró la sucesora. González salió del Ayuntamiento cuando el daño ya estaba hecho y no se fue a su casa a esperar las acciones legales que muchos daban por sentado que habría en su contra, sino que fue enviado a ocupar una oficina como subsecretario de Salud. Así, con premio de consolación y todo, siguió siendo un lastre para los azules.

Vinieron las elecciones, la Alcaldesa sustituta fue candidata y como se esperaba, perdió ante el abanderado de Morena. No fue tanto su culpa, sino de quienes no la dejaron emprender acciones legales contra su antecesor y sobre todo, de éste y de quienes durante más de dos años lo dejaron hacer y deshacer a su antojo en la administración municipal. Cuando quisieron, desde el poder lo sacaron de la Presidencia, pero era irreversible el daño. El resultado de todo esto es una capital en manos de Morena, un desgaste enorme de la marca partido y una molestia ciudadana que seguro va a perseguir al PAN y a los protectores de Xico de aquí al siguiente año, el de las elecciones.

Esto sirve para ilustrar como ejemplo clarísimo, válido y muy actual de lo que ha pasado en la dirigencia estatal del PAN, en donde Luis René Cantú Galván, motejado cariñosamente por sus amigos y con sorna por sus malquerientes como “Cachorro”, quien igual que en su momento sucedió con Xico, ha sido sostenido contra viento y marea en esa posición.

Entre el panismo de la entidad hay una creciente molestia no solo por los mediocres resultados electorales del mencionado “Cachorro”, sino porque a pesar de lo evidente que ha sido la fallida estrategia para que el PAN se posicione como una opción real, creíble y perceptible para los electores, Cantú Galván fue premiado con una diputación plurinominal.

La falta de liderazgo es clara, la estrategia se extravió en algún momento y la autocrítica fue desterrada del PAN estatal.

Se dijo desde antes y se ha repetido por lo bajo, a pesar de las reuniones de Consejo y de los encuentros de “Cachorro” ha sostenido con los panistas: Falta autocrítica, humildad, inteligencia y eficacia. Los resultados electorales son mediocres y la molestia creciente no solo es porque al dirigente lo hayan sostenido desde el poder en esa posición, sino porque le dieron una diputación plurinominal sin merecerlo.

Los que ayer defendieron, toleraron y fueron condescendientes con Xico a pesar de su pésimo papel como Alcalde de Victoria, son los mismos que se empeñan en dejar como dirigente estatal al “Cachorro”. Piensan que llevándosela así, nadando de muertito y haciendo algunos movimientos a cargo de auténticos operadores externos, van a sacar adelante el compromiso de ganar la elección de 2022.

En el papel, la jugada parece buena, nada arriesgada y hasta probada, pero olvidan que la dinámica en la elección por la sucesión será diferente a la de junio pasado.

La gran duda es si les alcanzará el tiempo para que revertir el daño ocasionado al panismo por la mala gestión de Cantú Galván. Pero, ¿y si no les alcanza? Quizá tendrían que estarse despidiendo de la continuidad.

Parece que una condición necesaria para que las cosas mejoren, es que se hagan cambios en la dirección del partido, que se modifique la estrategia y sobre todo, que se coloque ahí a una figura con liderazgo y autoridad moral para encabezar el proyecto panista.

A ver si se atreven los que pueden y deberían hacerlo.

abarloventotam@gmail.com

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