Después de ver el primero de los dos debates que organizó el Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam) entre los tres candidatos a la gubernatura, cualquier ciudadano puede hacer sus propios juicios y desde su perspectiva, definir quién ganó el debate.
Ya lo sé, es algo subjetivo afirmar que alguien ganó o perdió, pues no se trata de una competencia para ver quién inunda las redes sociales con más hastags, con más conversaciones a favor o en contra o quien logra hacer visible la más grande porra en las calles o en espacios públicos.
El de ayer fue un ejercicio que forma parte de las prácticas deseables en toda democracia, de las acciones que cada vez con mayor frecuencia y con más amplitud de tiempo y detalles deben promover las autoridades electorales y en las cuales tienen que participar los ciudadanos. Involucrarse en las discusiones de temas que son parte de la problemática de la sociedad y exigir que los candidatos sean claros, precisos y detallados en torno a las posibles soluciones a los problemas, pedir que definan sus posiciones respecto a diversos asuntos de interés público, es también parte de la responsabilidad ciudadana.
Anoche, en el primer debate pudimos ver y escuchar la intervención de César “Truko” Verástegui, Américo Villarreal Anaya y Arturo Diez Gutiérrez Navarro hablando de temas como el desarrollo económico, la salud y la seguridad. Cada uno planteo sus propuestas y definió sus visiones. También hicieron críticas y acusaciones mutuas.
Ayer se vio a “Truko”con el lenguaje sencillo que caracteriza a la gente del campo, al obrero y a las personas que en el día a día tienen que trabajar para salir adelante. A lo que tienen que enfrentarse a la carestía que pulveriza los salarios. Se notó a Américo sereno, prudente, centrado. Ponderando lo que llamó beneficios de la Cuatroté y replicando la narrativa que distingue al Presidente López Obrador. Recordándole a la gente que puede tener la esperanza de que es posible cambiar el rumbo que lleva el estado y reiterando que Morena y sus aliados del Verde y el PT, van a resolver lo que está mal en Tamaulipas.
Y Aruro Diez Gutiérrez, en su papel de buscar atraer la atención con acusaciones, con señalamientos del origen partidista de sus adversarios. Con mensajes llamativos, aunque con una clarísima impostura de una personalidad que no tiene. El millonario sigue convencido de que atacando a los otros dos va a levantar más allá de su respetable 3% de las preferencias. Lo más destacable es que mencionó en al menos una docena de veces que recorrió los 43 municipios de Tamaulipas: Se entiende, sin salir de la comodidad del Club Campestre Victoria o desde San Pedro Garza García es imposible conocer el estado. Quizá hasta le sorprendió saber que también hay pobres.
Para el grueso de la población que vio el debate, la decisión de dar por ganador a alguno de ellos está en la libertad que cada quien tiene de emitir juicios. Para todos, las opciones electorales ahí están, mostrándose superficialmente en este tipo de presentaciones.
La mejor manera de decidir quién ganó y quién perdió en la percepción ciudadana, es analizar si a alguien convenció o no lo que dijo cada candidato. La revisión del pasado, no el de 3 o 5 años a la fecha, sin desde que comenzaron con su vida en el servicio público va a ayudar a ir definiendo una idea de cómo han sido y cómo pueden llegar a ser, si alguno de los tres llega a la gubernatura.
Así pues, con todo lo anterior, con las características que usted encuentre en cada uno de los tres candidatos, ellos y sus colaboradores pueden declararse ganadores del debate, aunque creo como muchos que quien gana es el ciudadano que va viendo cómo avanza bien el proceso electoral, porque permite atisbar un poco a la forma en que los aspirantes pretenden enfrenta y resolver los problemas que tiene Tamaulipas.
¿Que si ganó “Truko” Verástegui? ¿Que si confirmó que alcanzó y va a rebasar a Américo? ¿Que si Américo se afianzó en el primer sitio de la competencia? ¿Que si se mostró como la opción que combatirá la corrupción en el estado? ¿Que si Arturo Diez fue a mostrarse sorprendido de descubrir que Tamaulipas tiene 43 municipios? ¿Que se mostró como el candidato de cartón que es? ¿Que si puso en su lugar a los otros dos? ¿Que si se engaña solo y anda derrochando sus millones? ¿Que si ya se le olvidó que también es un prianista más?
Cualquiera puede decir lo que sea de los tres, cualquiera puede presumir que dominó la conversación en redes sociales y que ganó en las discusiones de la percepción. Cualquiera. Lo que va a importar es lo que en realidad arrojen las mediciones a partir de este lunes, lo que van mostrar los números que van a ir definiendo la segunda etapa de la campaña.
Si las tendencias siguen así -como todo parece ser-, estamos ante un escenario polarizado entre dos candidatos: César “Truko” Verástegui de la coalición “Va por Tamaulipas” que integran PAN-PRI-PRD y Américo Villarreal Anaya, de la alianza “Juntos Hacemos Historia en Tamaulipas”, que conforman Morena-Verde-PT. De Arturo Diez, candidato de Movimiento Ciudadano puede decirse que simplemente confirmó su papel de contendiente testimonial y en una de esas, comparsa de quien le ofrezca al partido mejores condiciones para aliarse.
ESCOTILLA
Mientras en Tamaulipas, los equipos de “Truko” y Américo pelean cada metro del territorio, fuera del estado la percepción es que la brecha de ventaja se redujo y que el final será cerrado. Esto, mientras los golpes bajos empiezan a aparecer de uno y otro lado.
Ayer en el debate se vio que es momento de sacar los esqueletos del clóset y eso incluye el papel de Verástegui como segundo de a bordo del gobierno, así como la ineficiencia de la Cuatroté, con el aderezo de la presunta participación de dinero sucio en las campañas de Morena en 2021, representado por el caso Carmona. Y en esto, el diputado Erasmo González Robledo tiene mucho que decir. Yo creo que no tardan en preguntarle quienes deben hacerlo, para que se aclaren las cosas de una buena vez.
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