Cuatro -casi cinco- de cada diez tamaulipecos no mostró interés en decidir con su voto el rumbo que tendrá Tamaulipas los siguientes seis años. Los resultados de los comicios del domingo, nos dicen que poco menos de la mitad de los habitantes de la entidad no tuvo la suficiente motivación para salir a sufragar por alguno de los tres candidatos a la gubernatura.
El Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) indica que el 53.31% de los tamaulipecos acudió a votar el domingo. De los más de 2 millones 739 mil 835 ciudadanos que tienen credencial para votar y aparecen en el listado nominal, fueron a las urnas solamente un millón 422 mil 038 personas. Cerca de la mitad no se interesó o no pudo. Para el caso es lo mismo.
El alto porcentaje de abstencionismo es revelador del estado de ánimo de ciudadanos de todo el estado que no encontraron el atractivo necesario en las propuestas, en los proyectos y en las ofertas de los aspirantes a encabezar el gobierno de la entidad. Fue un desaire claro y en cierto modo, un rechazo a lo que se les ofreció. Esa es la realidad.
Haya sido por el hartazgo de los conflictos que se ven en los medios y redes sociales, por el desencanto en los políticos en general, porque no comulgaban con alguna de las opciones o porque sencillamente perdieron la fe en el sistema democrático, el caso es que no salieron a emitir su voto el domingo.
El promedio general de participación ciudadana fue del 53%, pero hubo distritos locales en donde rondó entre el 43 y el 45%. Los que tuvieron más alta afluencia de votantes fueron el eminentemente rural de San Fernando con el 69%; los 2 de Victoria -que es mayoritariamente lugar de resistencia de burócratas, muchos insatisfechos con el actual gobierno-; los de Xicoténcatl, Mante, Altamira, Madero y los dos 2 de Tampico.
El sur, como se ve, marcó una diferencia en cuanto al interés de los ciudadanos por influir con su voto en la elección de los destinos de Tamaulipas. Y como comentaba, Tampico refrendó su posición como el bastión azul más fuerte y quizá el de mayor consistencia. Las sorpresas fueron también Madero y Altamira, en donde los panistas obtuvieron buenos números que a pesar de todo no les alcanzaron para alzarse con la victoria estatal.
Una de las enseñanzas que nos deja este proceso electoral es que no basta que los candidatos se dirijan a los ciudadanos o a determinados grupos de la sociedad civil o sectores productivos, en encuentros en donde la retroalimentación y enriquecimiento de las propuestas se circunscribe a monólogos estructurados con base en una serie de ideas generales.
Otra cosa que se vio es que aunque se haga una buena campaña y se gaste una gran cantidad de recursos, cuando existe hartazgo social, los resultados serán desfavorables. En el caso de Tamaulipas, aunque falta que el Instituto Electoral de Tamaulipas confirme oficialmente los resultados, todo indica que el voto en contra de la coalición que postuló a “Truko” Verástegui fue más contra Francisco, el gobernador, que contra el candidato.
La afluencia de ciudadanos a las urnas en la jornada electoral del domingo en la mayoría del estado, nos mostró que hubo un desaire marcado, que repitió el patrón del año pasado y que debe preocupar a todos los partidos, no solo a los que perdieron los comicios, porque aunque Morena se convierta en el partido hegemónico en Tamaulipas, no está exento de que sus números puedan disminuir en el mediano plazo como consecuencia del desgaste que provoca el ejercicio del poder.
El desinterés de los tamaulipecos para salir a votar es evidente y se agudizó porque las campañas negras, los ataques y la información sobre presuntos vínculos de unos y otros con supuestos delincuentes fueron algo que se vio, leyó y escuchó. Al desencanto se sumó la decepción por tener opciones limitadas, pero especialmente sospechosas de no estar exentas de alguna mancha. Así de simple.
Sin embargo, en la democracia se gana y se pierde, así sea con la participación de un 40, 50 hasta un 10 por ciento de los electores. Así sea por un voto de diferencia o por 82 mil, sea porque no hay opciones atractivas o porque efectivamente los que fueron a sufragar se convencieron de la alternativa por la que decidieron. Así funciona el sistema.
El alto nivel de abstencionismo debe ser una oportunidad de reflexión para ganadores y perdedores, quienes deberán analizar las causas y ponerse a trabajar ya para evitar que en los siguientes compromisos electorales se repita este fenómeno. Si la apatía ciudadana crece y baja la participación en las elecciones, la democracia se debilita y se pone en entredicho la fuerza, el apoyo social y moral de los ciudadanos a cualquier proyecto que resulte ganador.
LOS ALCALDES RETOMAN EL TRABAJO
Una vez concluido el proceso electoral, los Alcaldes de la zona conurbada se reintegraron a sus actividades de forma pública y abierta. La inmediata reincorporación de Chucho Nader en Tampico, de Adrián Oseguera en Madero y hasta de Armando Martínez en Altamira, manda una buena señal a la sociedad.
Chucho retomó su ritmo de actividades públicas con recorridos de supervisión de obras en proceso, además de respaldar las acciones que desde el DIF Municipal realiza su esposa Aída Feres en beneficio de grupos sociales vulnerables.
En tanto, Adrián Oseguera se puso de inmediato a encabezar jornadas de inicio de obras para atender peticiones de ciudadanos que tenían años pidiendo que las autoridades resolvieran problemas generados por la falta de infraestructura urbana, además de relanzar los programas de apoyo a jóvenes y otros de capacitación para el autoempleo.
Y en Altamira, Armando hizo lo mismo, aunque ahí se nota más el trabajo que viene realizando Claudia Fernández Pecero al frente de la Secretaría de Desarrollo Económico, Empleo y Turismo, pues impulsa programas que están enfocados en apoyar a emprendedores, jóvenes y mujeres que quieren mejorar sus condiciones de vida mediante la puesta en marcha de proyectos productivos, capacitación o financiamiento. Claudia le sabe muy bien al tema y es, para fortuna de Armando, de las pocas personas que están en el gobierno municipal con un conocimiento sólido de lo que hace.
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