Finalmente, como pensaba la mayoría de quienes observaron con objetividad la última etapa del proceso de impugnación de los comicios de Tamaulipas, ayer por la tarde el Tribunal Federal Electoral (Trife) validó el dictamen que propuso reconocer el triunfo de Américo Villarreal Anaya como gobernador de la entidad.

Los días previos fueron intensos en todos los aspectos, pues los dos grandes bandos que seguían disputando el poder en el estado aplicaron estrategias particulares buscando incidir en la opinión de los magistrados, para que decidieran optar por la anulación o la ratificación del triunfo del aspirante morenista. Eso se entiende.

En lo personal, sostengo lo que había comentado en este espacio en varias ocasiones respecto a la fuerte presión ejercida desde Morena y por el propio presidente López Obrador contra los magistrados mediante la difusión de datos sobre una presunta cooptación de los integrantes de ese órgano por parte del PAN, así como la aseveración de que se trataba de un intento de lo que Andrés Manuel llamó conspiración de una “mafia” para retener el poder en Tamaulipas.

No se trata de defender lo que haya hecho mal o presuntamente indebido el gobernador saliente o su ex candidato a la gubernatura, sino de que en honor a la verdad y en estricto apego a los criterios de equidad, congruencia y responsabilidad, el presidente debió haber hecho.

Creo que se tuvo que haber abstenido de involucrarse directamente en este proceso que concernía solamente a su partido, pero así es él.

Fuera de esa intervención presidencial para presionar a los magistrados y crear un ambiente de crispación que ayudó a definir la votación, sin menoscabo de que las pruebas aportadas por el PAN hayan sido consideradas insuficientes y débiles, lo relevante en este caso es que por fin concluye la etapa de inquietud que mantuvo en vilo a muchos morenistas y la esperanza que tenían los panistas y sus aliados de echar abajo la elección.

Ahora sí, terminan también las especulaciones y una etapa política de Tamaulipas en la que si bien hay claroscuros, también existen cosas rescatables al margen de los yerros que tuvo el sexenio agonizante, como los demás.

Ahora sí, lo que sigue es una necesaria y urgente reconciliación entre los tamaulipecos, porque si bien Américo ganó con una diferencia de unos 80 mil votos, en el contexto general una parte considerable de ciudadanos optó por la alternativa que representaban el PAN, el PRI el PRD y en menor cantidad por Movimiento Ciudadano.

Lo de ayer confirmó la legalidad de la elección y dejó claro que no hay motivo para considerar que las anomalías denunciadas hayan incidido decididamente en ele resultado final.

La votación para validar la elección de Américo fue unánime, pues los siete magistrados coincidieron con lo propuesto por el dictamen.

Como decía ayer, hasta aquí llegó el proceso. Se acabó y el Trife coincidió con el Tribunal Electoral de Tamaulipas en su decisión sobre los recursos de impugnación presentados por el PAN.

Ahora sí, viene lo bueno: Ejercer el poder y encabezar un gobierno que en verdad sea diferente.

Por lo pronto, el sábado esta previsto que Américo encabece el acto de toma de posesión en el recinto ferial de Ciudad Victoria, previa ceremonia formal en el Congreso.

ESCOTILLA

Carlos Canturosas Villarreal ya tiene su lugar asegurado en la próxima administración.

Su papel será fundamental en el adecuado funcionamiento del gabinete, en donde a leguas se nota que falta gente con experiencia política, capacidad de negociación y resultados probados.

Todo indica que Canturosas será de facto el operador político de alto nivel de Américo, al ser propuesto como Jefe de la Oficina del Gobernador.

abarloventotam@gmail.com

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