El proceso interno de Morena para designar a su candidato a la senaduría vacante, es como el mal ejemplo que el abuelo marrullero da a sus nietos: De las famosas “consultas directas a las bases” del PRI, a las actuales encuestas que se hacen en un día.
Quizá más peleada que la selección del candidato a la gubernatura, hace meses, ahora la definición podría ser objeto de quejas por parte de más de un contendiente.
Lo que parecía un paseo veraniego para el partido podría complicarse, porque es evidente la injerencia del dirigente nacional Mario Delgado, quien acomodó la convocatoria de acuerdo al estilo que ha prevalecido en el ámbito nacional.
Basta recordar que en Tamaulipas, la ex Alcaldesa panista Maki Ortiz Domínguez fue la única participante del proceso interno, que impugnó el resultado que no le favoreció hace meses.
Con el mismo modelo, Mario operó la emisión de la convocatoria y también otras cosas, porque lo que pudo haber sido una competencia que diera legitimidad al proceso interno se hizo de tal manera, que puede levantar sospechas de acuerdos a trasmano de lo que la militancia quiere.
El argumento de que los tiempos son cortos no es válido, porque los partidos tienen hasta el 21 de diciembre para registrar a sus candidatos. Había un plazo suficiente para hacer una o dos encuestas de posicionamiento de los aspirantes, sin que se preste a malos entendidos. Sin que participantes, militantes y hasta ciudadanos vean la designación con sospecha de favoritismo.
Pero Mario decidió que el plazo de la encuesta corriera del 6 al 12 de diciembre, pero…paradójicamente apenas este lunes la Comisión Nacional de Elecciones dirá a qué aspirantes se les aceptó el registro y a quiénes no.
Al día siguiente, es decir mañana martes, dará a conocer el nombre del candidato. Con medio centenar de registrados, es risible pensar que el resultado será totalmente apegado a la realidad.
Pero también sucedieron cosas poco habituales: El activismo de los principales aspirantes bajó un poco y parece que se les indicó desde el mismo día del registro que debían mantener un perfil bajo, para que solamente permeara la percepción de que la dirigencia nacional tiene un favorito.
La convocatoria emitida por la Comisión Nacional de Elecciones de Morena establece que la decisión será inapelable y que todos los participantes tendrán que aceptar el resultado de la evaluación de la famosa encuesta, como el análisis que se haga del perfil de cada aspirante.
Es una especie de control interno de cualquier intento de rebelión, algo así como lo que hacía el viejo PRI con las prácticas de imposición disfrazadas de las famosas consultas internas a las bases, como le llamaban a ese ejercicio que matizaba las designaciones que hacía el Presidente o quien mandará en cada región.
Hagan de cuenta que el nieto está aplicando los consejos inadecuados del abuelo marrullero acostumbrado a hacer su voluntad sin importar si conviene o no para mantener la unidad familiar (o partidista): “Haz como que es algo democrático y adviérteles que no se quejen o recibirán las consecuencias por cuestionar la decisión”. Eso definitivamente no es bueno para ellos, por lo que puede ir causando.
LA ELECCIÓN DE LOS CONTRALORES
El diputado Mon Marón presentó en días pasados una iniciativa para que se discuta la posibilidad de que los Contralores Municipales sean elegidos mediante una convocatoria pública abierta, en donde participen en el proceso diversos actores como las organizaciones de la sociedad civil y el Comité Coordinador del Sistema Local Anticorrupción.
El objetivo, dijo Mon Marón en su presentación, es que esto permita facilitar la integración de un Órgano de Control Interno autónomo, transparente, objetivo e imparcial en cada uno de los 43 municipios de la entidad.
Actualmente, para nombrar a un Contralor Municipal, los Cabildos reciben ternas propuestas por los Alcaldes, de entre quienes sale el funcionario encargado de revisar el funcionamiento de las dependencia, la actuación de los servidores públicos y el uso de los recursos de manera correcta.
En su iniciativa, Marón enfatizó que es preciso modificar el esquema actual porque en teoría, el funcionario debe ser autónomo e imparcial, pero resulta ilógico que en los hechos pueda cumplir con esta tarea, si le debe el puesto a quien debe vigilar.
Tiene mucho sentido porque para garantizar la eficaz aplicación de los reglamentos y leyes, el Contralor debería ser electo mediante un proceso abierto a la sociedad civil en el que participen ciudadanos y profesionistas, con un perfil determinado que asegure que van a cumplir con profesionalismo y capacidad técnica y legal.
Total, que la propuesta fue presentada en el pleno y está siendo revisada para discutirse y ver si se le hacen modificaciones o se aprueba tal cual.
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