La aprobación en la Cámara de Senadores del llamado “Plan B” propuesto por el Presidente López Obrador para lograr su objetivo de desmantelar al Instituto Nacional Electoral (INE) y regresarle al gobierno la facilidad para intervenir en el rumbo de las elecciones, es una muy mala señal para la democracia y para el país en general.
En el Senado, en donde en varias ocasiones el coordinador de los morenistas, Ricardo Monreal amagó y jugó con la posibilidad de que la propuesta de reforma no pasara sin contratiempos, finalmente cedió, se doblegó y mostró su verdadera cara al no impedir que se votara a favor de la iniciativa presidencial.
Monreal, lo he comentado en varias ocasiones, aplica con Andrés Manuel una especie de juego de espejos en el que simulan ante la sociedad mexicana que son adversarios, cuando en realidad están utilizando una estrategia para hacerlo parecer como rebelde y contrario a las políticas que impulsa López Obrador.
En el fondo, como puede verse con claridad, son parte de un perverso círculo en el que públicamente se dice una cosa y en lo oscuro se hace otra. Dos caras de una misma moneda, pues.
Otra de las pésimas señales que envía la aprobación del llamado “Plan B” en materia político electorales es que además de acotar al INE y facilitar su desmantelamiento para empoderar más al gobierno en la organización de elecciones -sí, como con el viejo PRI-, es que se nota que Monreal se decantó por la iniciativa presidencial quizá pensando en que esto le mostrará como un personaje de voluntad firme pero dúctil cuando se trata se negociar cosas que beneficien al nuevo régimen. Es decir, el mensaje de que juega a ser una cosa, pero es otra totalmente contraria. Un vulgar simulador, ya sabe.
¿Por qué lo hizo Monreal? Posiblemente porque aunque a pesar de todo el apoyo que le está dando Andrés Manuel a Claudia Sheinbaum y de que en encuestas “cuchareadas” aparece al menos con 10 puntos de diferencia respecto a Marcelo Ebrard, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México no termina por convencer ya no a la sociedad civil, sino a la misma militancia morenista de que puede ser una candidata competitiva que asegure la continuidad de la Cuatroté.
Quizá porque está viendo que en una de esas, Marcelo es capaz de concitar las simpatías de sectores no tan radicales dentro de Morena y de amplios segmentos de la sociedad civil, de la iniciativa privada y de quienes se han desencantado de la Cuatroté y eso es algo que López Obrador no puede tolerar ni permitir que suceda.
Tal vez porque en ese escenario hipotético, la imagen de un Monreal rebelde, opositor a Andrés Manuel y tozudo, no le podría ayudar en caso de que el Presidente decidiera echar mano de él para evitar que Ebrard rebase a Sheinbaum, algo que es bastante probable.
Es explicaría por qué Ricardo Monreal dejó atrás la verborrea y decidió plegarse a los desde de Palacio Nacional, permitiendo pasar la aprobación del llamado “Plan B” que ata de manos al INE, le despoja de recursos y autoridad y lo pone en situación vulnerable ante el poder presidencial.
¿Por qué mantener la simulación de este supuesto enfrentamiento entre Monreal y el Presidente? Simple y sencillamente porque todavía les puede redituar políticamente, porque mientras la oposición partidista carece de liderazgos que aglutinen su animadversión y sus deseos de derrotar en las urnas al proyecto del Obradorato, Monreal puede seguir siendo presentado como un elemento al que algunos partidos -la chiquillada como Movimiento Ciudadano o el prostituido Verde-, puedan arroparlo con una eventual candidatura presidencial.
Monreal sería, lo he dicho varias veces, el verdadero Plan “B” de Andrés Manuel si dentro de Morena no logra imponer a una extraviada Sheinbaum y Ebrard crece a niveles peligrosos para el conservadurismo lopezobradorista.
ESCOTILLA
Ante la fuerte corriente interna que pugna por que cuando menos por vergüenza, Luis René “Cachorro” Cantú Galván deje la dirigencia estatal del PAN, el cófrade de los Cabeza de Vaca difundió un vídeo en el que aparece con Marko Cortés, presidente nacional panista.
“Cachorro” pretende que eso le sirva de espaldarazo ante los inconformes panistas que vieron perder la elección del domingo pasado y ya quieren que se vaya, antes de que la caída electoral del blanquiazul sea más pronunciada en 2024.
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