Tampico celebra hoy 200 años de su fundación y lo hace con una visión de lo que quiere en el mediano y largo plazo. Con una idea de lo que nuestra ciudad debe ser para las nuevas generaciones.

Mientras hay quienes pierden el tiempo debatiendo si es repoblación o fundación, la ciudad avanza hacia el futuro a su ritmo. Con una población integrada en forma heterogénea por nacidos aquí, llegados de otras partes y por quienes son algunas de las generaciones posteriores a las de los fundadores.

Ciudad con mil y un voces que forman un concierto interesante, ciudad que es símbolo de la riqueza petrolera que deslumbró al país el siglo pasado, ciudad de un pujante comercio que dio vida a poblaciones cercanas, lo mismo de la costa que tierra adentro, Tampico es un lugar que reúne nacionalidades, orígenes, identidades y pensamientos en un crisol enorme, atemporal.

El bicentenario de Tampico es punto de partida para que de aquí hacia adelante, los habitantes actuales y quienes vengan, refrenden ese sentido de pertenencia que hace del tampiqueño alguien especial, singular, ejemplar en muchos sentidos.

Ese sentido de pertenencia, esa identidad del tampiqueño se forja con el tiempo, porque no es tampiqueño solamente el que aquí nace, sino el que llega y hace de esta tierra su hogar.

Es tampiqueño el que se queda y trabaja por esta tierra, el que regresa pensando en los años felices, el que con su aportación en cada oficio, profesión o proyecto, contribuye a engrandecer a esta ciudad.

Tampiqueño es quien decide adoptar la ciudad como propia, quien disfruta de su calor y su humedad, de su brisa de las tardes, de las calles del hermoso centro histórico, de quien gusta de admirar el rio Pánuco y de sorprenderse con las lagunas que rodean esta tierra. Tampiqueño es el que quiere a esta tierra, sin importar si llegó hoy o hace décadas.

El bicentenario que hoy se festeja ha estado precedido por celebraciones artísticas, culturales por exposiciones fotográficas, por foros, por encuentros musicales, por expresiones de las inquietudes de grupos minoritarios o de quienes nos recuerdan que en la historia del puerto hay héroes, villanos y personajes pasivos desde hace dos siglos, pero todos han aportado su esencia, su esfuerzo, su vida a hacer lo que hoy es nuestra ciudad.

Tampico tiene muchos motivos para celebrar estos 200 años de fundación. Hay varios proyectos en marcha que involucran el esfuerzo de autoridades municipales, empresarios, la comunidad artística y cultural, la sociedad civil.

Puede ser un lugar común decir nuevamente que Tampico es una tierra de oportunidades, pero también de retos. Un territorio rodeado de agua que como ese elemento, ha fluido con el paso del tiempo y se ha convertido en un referente nacional e internacional en varios renglones.

Desde ser la sede de la primera embotelladora de Coca Cola en México a ser cuna de la aviación comercial en el país. O ser el principal puerto cuando la industria petrolera provoco una enorme migración, desarrollo económico dispar, mucha injusticia social, pero también oportunidades de desarrollo para muchos que llegaron buscando una mejor calidad de vida.

Porque Tampico no solo es su historia ligada a Sata Anna -en estricto sentido, promotor de su fundación el 12 de abril de 1823-, o de Porfirio Díaz -satanizado por muchos y por la historia oficial escrita por el viejo régimen-. Nuestra ciudad no puede olvidarse ni renegar de su pasado, de sus fundadores y de quienes alentaron su crecimiento.

No puede desligarse ni avergonzarse de que hayan sido comerciantes españoles que arribaron desde Altamira a poblar un lugar recién fundado con fines comerciales. No puede sustraerse de lo que fue para México el episodio histórico en el que Santa Anna encabezó el ejército que derrotó a Barradas, en el último intento de la Corona española por reconquistar la vieja colonia.

Tampico es más que la fama que le dio su puerto fluvial, hoy venido a menos, pero que en esencia sobrevive en los terrenos y la esencia de lo que es el moderno puerto industrial de Altamira. El vecino municipio tiene el terreno, pero el espíritu, la experiencia y el peso de la historia es nuestro.

Hoy, vemos cómo avanza la construcción del Museo de la Ciudad, proyecto en el que empresarios, autoridades municipales y sociedad civil participan para convertirlo en un referente de la historia y recordatorio permanente de la grandeza de la ciudad.

A Chucho Nader le tocó el privilegio de estar al frente del gobierno local en esta fecha especial y por lo mismo, hace meses impulsó este plan del Museo en el que está al frente el empresario José Ángel García Elizondo y un grupo de empresarios y ciudadanos tampiqueños comprometidos.

También, ayer se presentó la edición especial de un billete de la Lotería Nacional que en su sorteo del próximo fin de semana rendirá un homenaje a los 200 años de la fundación de Tampico. Y así, como esto, ha habido muchas otras actividades que forman parte de las celebraciones que se seguirán viendo durante el resto del año.

¿Cómo puede definirse la historia de nuestra ciudad hasta ahora? ¿Cómo pensar en su futuro? ¿Cómo definir la identidad tampiqueña, con su pasado español, huasteco, criollo, con la mezcla de gente de diversas nacionalidades?

Creo que es complicado, pero si hubiera la oportunidad de sintetizarlo, diría que es algo así como lo que nos dice la letra de Samuel M. Lozano en su canción “Tampico Hermoso”: Eres orgullo de todita la nación”. Nuestra ciudad también podría cantar con orgullo y decir como lo el Dr. José Sierra Flores plasma en la letra de “El Navegante”: Nací a la orilla del río, entre verdes manglares dónde calienta el sol.

Y así, entre “Tampico Hermoso” y “El Navegante”, la ciudad se proyecta del bicentenario hacia adelante, más moderna y adaptable. Ni más ni menos. Celebremos, hay suficientes motivos para ello.

abarloventotam@gmail.com

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