Ayer por fin terminaron las campañas electorales y comenzamos un período de reflexión ciudadana antes de votar.

En 60 días, los y las candidatos hicieron de todo para llegar a los ciudadanos y tratar de convencerlos de darles su voto.

No todos cumplieron su objetivo y tuvieron que quedarse con las ganas de tener una mejor respuesta de la gente, lo que se notaba en sus recorridos.

Cada partido decidió hacer cierres de campaña a su manera, de acuerdo con las posibilidades económicas y con sus propios criterios de cuidado de la salud pública en estos meses.

Hubo quienes realizaron campañas alegres y vistosas, otros y otras, sobrias, discretas, modestas o agresivas y unos más, con propuestas.

Aunque en la capital del estado se puede contabilizar lamentablemente el asesinato de un aspirante,  fuera de eso las campañas transcurrieron en calma, solamente alterada por los habituales intercambios de acusaciones de unos contra otros.

La polarización sí ha sido un signo característico en los procesos locales, que de por sí generan apasionamiento de los ciudadanos tratándose de las Alcaldías y diputaciones.

Por fortuna, no ha sido necesario que autoridades electorales estatales o federales hayan intervenido para solucionar conflictos graves, aunque en el IETAM han estado muy activos atendiendo todo tipo de quejas y denuncias sobre presuntos actos ilícitos en los que habrían incurrido numerosos aspirantes.

Lo más relevante es que durante toda la campaña fue desde Palacio Nacional de donde salieron llamados, comentarios, acusaciones y pronunciamientos a favor de programas sociales institucionales que favorecen al partido del gobierno y en cambio, de descalificación contra adversarios del Presidente, de Morena, su partido y en general de lo que representa la autollamada 4T.

También terminaron las campañas negras que se desarrollaron en redes sociales de un lado y de otro. Hay quienes se han quejado de ataques infundados, pero olvidan que a toda acción corresponde una reacción. Es decir, quienes recibieron golpes mediáticos fueron quienes lo hicieron primero, aunque no haya sido directamente sino a través de terceros.

Total, que al fin terminaron las campañas y con ellas, las posibilidades de muchos y muchas aspirantes que fueron a la contienda más con buena voluntad que con  dinero.

Los que fueron postulados por partidos chicos o nuevos, sin tantos recursos, pero con muchas ganas de hacer algo más que un papel testimonial.

¿Qué sigue? Esperar que los ciudadanos se hayan formado un criterio propio y que responsablemente salgan a votar en paz este domingo.

Estos dos meses fueron tiempo suficiente para que los interesados en ser conocidos y en difundir sus propuestas de trabajo lo hicieran utilizando tiempos en medios oficiales, gratuitamente. O de caminar y conocer más allá de sus colonias para ver cómo vive la gente y qué necesidades tiene.

INSISTE MONREAL Y DESGASTA A LA 4T

En ese afán de querer lograr a toda costa la desaparición de poderes en Tamaulipas, aún a sabiendas de que la Corte tomó una decisión inapelable, el senador Ricardo Monreal insiste en ello.

Por el acceso que tiene a medios y por la tribuna pública que le da ser senador y uno de los operadores políticos de Morena, el empeño de Monreal parece más un capricho movido por algún interés afectado, que un propósito del gobierno para combatir casos en los que se presuman conductas irregulares.

La actitud de Monreal, sus amenazas directas y su insistencia, desgastan la imagen de la autollamada 4T  cuando se trata de conducirse con apego al principio de no mentir que proclama el Presidente López Obrador.

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