Son muchas las señales que en estos dos años y medio hemos visto en México en lo político, social y económico, que han hecho que cada vez más mexicanos -y muchos extranjeros-, califiquen al Presidente López Obrador como un autócrata en ciernes.

Subrayan su desprecio por las leyes que hacen obligatoria una veda electoral, el estilo rijoso con el que enfrenta a quien difiera de su estilo de gobernar, la descalificación a todo lo que sea del pasado y a quien le señale sus yerros, como rasgos que lo van retratando políticamente en realidad.

Con una mayoría apabullante en el Congreso,  con fuerte influencia en la Corte y una actitud belicosa contra organismos autónomos que no han cedido ante sus peticiones y con una creciente aversión hacia organizaciones de la sociedad civil que llevan a cabo tareas de investigación en temas como la corrupción y la competitividad, López Obrador parece cada vez más resuelto a defender con toda la fuerza institucional lo que él considera que es lo adecuado para el país, lo que sea que él entienda por eso.

Se ha documentado la cantidad de afirmaciones falsas en cada conferencia matutina, el enriquecimiento de numerosos colaboradores cercanos y familiares, el otorgamiento de contratos a parientes suyos, la asignación directa, sin licitación y sin transparencia de millonarios contratos en diversas dependencias, así  como un sinfín de asuntos que ponen en entredicho su premisa de combatir la corrupción que tanto daño ha hecho al país. No porque sea corrupto, pero seguramente, sí omiso.

Todo eso genera un ambiente enrarecido, mientras en el país las cosas transcurren con rispidez por las denuncias de la oposición en contra del presidente López Obrador y su empecinamiento en seguir haciendo propaganda a favor de Morena.

A pesar de eso, en los 15 estados donde se renovarán las gubernaturas, las cosas siguen mal para el partido del gobierno. Y en todo El país, las cosas tampoco pintan bien.

Un ejemplo de ello es que contradiciendo lo que el Tribunal Electoral y el propio INE establecieron, para que el Presidente suspendiera sus conferencias matutinas, el titular del Ejecutivo decidió que se mantuvieran los vídeos y la transmisión de sus comparecencias en las redes sociales YouTube, Facebook y Twitter,  lo cual da lugar a más posibles delitos.

El Tribunal determinó que el Presidente violó la veda electoral al utilizar esa tribuna, recursos públicos y el aparato del Estado mexicano para realizar propaganda personalizada y llamar a votar en contra de sus opositores, porque no comparten sus puntos de vista y ejercen la crítica pública hacia proyectos y su estilo de gobernar.

¿Es o no Andrés Manuel un autócrata en ciernes? Las evidencias dicen que sí. Los hechos, muestran que falta poco para que utilizando su mayoría legislativa y la enorme popularidad que tiene en su target político, haga eso. Es una tentación enorme y un riesgo proporcionalmente mayor.

Quizá la actitud del Presidente responda a lo que dicen cada vez más encuestas: Ni con el apoyo de sus satélites -Verde, PES, Redes Sociales, Fuerza por México, PT-, Morena tendría mayoría en el próximo Congreso, lo que obligaría a la autollamada 4T a buscar negociaciones en condiciones diferentes a las actuales, en las que solo imponen todo lo que quiera el Presidente. Eso es impensable en el esquema de gobierno del grupo en el poder.

Una respuesta al cuestionamiento sobre si es alguien que está por transformarse de un demócrata legendario e idealista en un autócrata, la dieron parcialmente dos importantes medios internacionales que influyen en amplios círculos financieros y políticos: El semanario inglés The Economist que en la portada de su edición de esta semana lo califica con el titular “El Falso Mesías de México “ y el diario francés Le Monde, ayer, que afirma de López Obrador que encabeza una “Hiperpresidencia” que por su estilo y formas recuerdan al viejo PRI, abuelo de Morena.

MADERO, UN CASO DIFERENTE

En el extremo opuesto a lo que sucede en el ámbito federal, en Madero se ve un caso diferente que debería ser analizado por la dirigencia nacional de Morena, como un ejemplo de cómo se gobierna sin necesidad de que las diferencias de partido afecten las relaciones institucionales, a la población ni al partido.

Adrián Oseguera se colocó en los últimos dos años entre los primeros alcaldes mejor calificados del país llegando a ocupar el primer lugar en varias ocasiones. Es, también, el Presidente Municipal emanado de Morena con mayor aprobación en México.

Por si fuera poco, hoy está en la antesala de la reelección como Alcalde de Madero según encuestas elaboradas por Massive Caller y Parametría, que le dan entre 30 y 35 puntos de ventaja sobre su más cercano competidor, el candidato panista Jaime Turrubiates.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí