A un año de distancia del inicio de la pandemia, algunos/as personajes que quieren más puestos públicos, han “descubierto” que el problema de salud pública acabó con miles de empleos y ocasionó el cierre de empresas.
Es fácil identificar a quienes aparecen en redes sociales pontificando sobre los problemas económicos que enfrentan pequeños comerciantes, oferentes informales, trabajadores profesionistas y locatarios de mercados de la ciudad.
Son los mismos que han criticado los decretos que sucesivamente se han publicado por parte de las autoridades sanitarias, para tratar de reducir la movilidad y con ello, el número de contagios por Covid en Tamaulipas.
Cierto, las medidas que el Comité Estatal de Salud Pública ha sugerido para su aplicación generalizada en los 43 municipios han afectado las actividades productivas, al establecer que empresas y negocios que tienen operaciones no esenciales deben cerrar o reducir parcialmente sus labores, pero hay que subrayar que Tamaulipas fue de los primeros estados en utilizar esta estrategia, con lo que logró contener la velocidad con que crecía el número de contagios.
Al mismo tiempo que se adoptaron medidas como el doble hoy no circula, la restricción del horario para la operación del transporte público, el cierre de negocios y otras acciones que se impulsaron para tratar de reducir la velocidad de transmisión del Covid, protegiendo así la salud de los tamaulipecos, el gobierno puso en marcha programas emergentes para apoyar a quienes se quedaron sin trabajo momentáneamente, así como a pequeños y medianos comerciantes, locatarios de mercados y gente que depende de actividades artísticas, así como de eventos especiales.
Quienes ahora se muestran como preocupados/as por la situación económica de cientos de comerciantes formales e informales y de dueños de salones de eventos en la zona, hicieron mutis cuando el gobierno federal dejó sin apoyo a esos grupos.
Los mismos/as que no alzaron la voz para exigirle a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que redujera o condonara los cobros por el consumo de energía, los mismos/as que no se preocuparon por exigir desde el Congreso y el gobierno para que la Federación fuera sensible a la necesidad de empresarios, comerciantes formales e informales.
Son los/las que no aparecieron por sus municipios y distritos en tiempos difíciles y solamente se dedicaron a repartir unas cuantas despensas compradas con recursos públicos. Los/las mismos/as que ahora hablan de apoyar la economía local, de promover alternativas digitales y de generar una economía circular.
Cuando la pandemia acabó con miles de empleos y provocó el cierre de cientos de negocios de todos los tamaños en Tamaulipas, ellos y ellas no aparecieron ni estuvieron de lado de sus representados.
Ahora que estamos a semanas de iniciar las campañas en las que quieren participar para seguir enquistados en el servicio público, quieren lavarse la cara y dar consejos sobre cómo apoyar a quienes perdieron todo.
Señalando a otros sin asumir culpas propias, alentando actitudes de confrontación y evadiendo la responsabilidad por indolencia, quienes no estuvieron en los momentos difíciles de los empresarios y pequeños comerciantes, hoy se quieren erigir en los/las salvadores/as de Tamaulipas.
PARA CERRAR
Con las cifras de anoche, superamos los 2 millones de contagiados y se llegó prácticamente a los 176 mil muertos.
Mientras las vacunas llegan a cuentagotas, se usan con evidente sesgo político y se evidencia la incapacidad para aplicarlas con la velocidad que se requiere, el discurso oficial sigue siendo triunfalista y la autocrítica no se ve por algún lado.

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