Con el registro de sus precandidatos, el PRI Tamaulipas cerró bien el proceso de preparación para los comicios de junio.
Desde que en diciembre de 2018 asumió la dirigencia estatal, Edgar Melhem Salinas comenzó un esfuerzo notable para lograr la reconstrucción del partido, que en 3 años perdió prácticamente todo.
Aunque no fue el dirigente de emergencia durante la etapa en la que el tricolor venía de perder la gubernatura, el Congreso y la mayoría de las Presidencias Municipales, Melhem sí llegó en una etapa complicada.
La bancada del tricolor se había reducido sustancialmente y llegaron por la vía directa 3 personajes que fueron cercanos al entonces gobernador Egidio Torre Cantú, caracterizado por encabezar una administración gris en lo administrativo y tirándole al negro en lo político.
La tragedia del PRI se podía ver, escuchar, palpar en todos lados, especialmente en los municipios en los que la actividad política se centraba en la vida del partido. Inclusive, en ciudades grandes como Nuevo Laredo, Tampico, Reynosa y Matamoros, el tricolor cayó como plomo en las preferencias electorales y en la percepción de honestidad que tenía la gente sobre el partido.
No fue fácil poner en marcha otra vez al PRI, porque cuando Melhem llegó se arrastraba una fuerte pugna entre quienes cuestionaron y defendieron desde siempre a la entonces dirigente interina Yahleel Abdalá Carmona, quien a pesar de los pésimos resultados en la elección de 2018 consiguió llegar al Congreso como diputada plurinominal en la primera posición.
El manejo de los recursos, las decisiones para designar candidatos y también dirigentes municipales, llevó a muchos priistas viejos y nuevos a cuestionar la conducción a cargo de Yahleel.
Lo demás es historia, porque a partir de entonces, el PRI siguió una ruta de alejamiento de la sociedad civil, mientras permanecía impávido como organización ante el ejercicio del poder estatal y el avance de Morena, que en 2018 sacudió el escenario político nacional cambiando algunos paradigmas.
Del 15 de diciembre de 2018 a la fecha, Edgar Melhem ha recorrido el estado, se ha reunido con diversos grupos del partido y ha hecho un esfuerzo enorme por reconstruir la confianza de la ciudadanía.
Seguramente hay quienes consideran que le ha faltado mayor decisión para conseguir su objetivo, pero lo que no puede cuestionarse es que Melhem es de los pocos priístas que se quedaron a recoger el tiradero que le dejaron y a tratar de llenar los huecos de quienes se fueron cuando los beneficios se les terminaron.
Es muy pronto para afirmar que el PRI volverá a ser la potencia electoral a la que nos tenía acostumbrados para bien y para mal, pues en aunque en estados como Hidalgo y Coahuila tuvieron buenos resultados en 2020, eso no significa que el fenómeno se vaya a repetir en Tamaulipas y las otras entidades en las que habrá comicios este año.
El PRI perdió elecciones, posiciones, recursos influencia, poder y simpatizantes. Con la derrota llegó la desgracia de quedarse sin suficientes miembros para pelear en condiciones de competitividad en todos los frentes, pero sí logró reagrupar a quienes decidieron quedarse con la lealtad que se han conducido hasta ahora.
Se ha dicho que el tricolor va a ser una comparsa más del PAN, como en su momento el Verde lo fue del PRI. O el PT y el PES de Morena. Tendremos que verlo sibes cierto.
Tamaulipas es uno de los estados en los que el tricolor no firmó una alianza de manera formal con el PAN y con el PRD, para disputarle a Morena los puestos locales y federales, pero de facto es un hecho que van a trabajar cada cual por su lado para buscar reducir la influencia del partido del Presidente y atendiendo valores entendidos, cohabitar en un estado que vivirá en 2022 una fecha crucial.
Ahí se va a definir si el proyecto de los Vientos de Cambio que inició hace cuatro años se mantiene o es el fin de la primera aventura de alternancia en Tamaulipas.
Antes de eso, este mismo año, el PRI tamaulipeco tendrá que demostrar si en estos comicios va de comparsa, acompañante informal o realmente está buscando dar la pelea en algunos lugares, para tratar de rescatar lo que alguna vez fue su orgullo como principal partido.
Una cosa es segura: Con la imagen de independencia y el discurso de Melhem, en el sentido de que el PRI no va en alianza con el PAN en Tamaulipas, se ha puesto a un lado de la polarización esperando que de la benevolencia de la ciudadanía les caiga el apoyo para sacar adelante varios proyectos y comenzar ahora sí, poco a poco la recuperación del partido.