Independientemente del rumbo que tomen las cosas en el manchado proceso interno de Morena para elegir a su Coordinadora de Comités para la Defensa de la Cuarta Transformación, en los hechos a su candidata presidencial, debe quedar asentado que el ejercicio que pretendió ser democrático le estalló en el rostro a Morena y a Andrés Manuel.

Ayer por la tarde, Marcelo salió a decir lo que muchos ya daban por hecho y que solamente a él parecía sorprender, como si fuera un novato. Habló de lo que llamó eufemísticamente inconsistencias, aunque en los hechos sean llanamente irregularidades y graves fallas procedimentales de las encuestas hechas por el partido para seleccionar a quien sería su virtual aspirante presidencial.

Cuando Ebrard y sus colaboradores narraron la serie de anomalías detectadas, la represión policíaca utilizada por los encargados del proceso interno y las evidentes acciones que favorecían a Claudia Sheinbaum, muchos recordaron que esas prácticas eran muy comunes en el viejo régimen priísta. Ebrard y Andrés Manuel las conocen bien.

Si no fuera porque Marcelo es un tipo inteligente y preparado en temas de negociación, uno creería que es un ingenuo irremediable. No es así. Como buen político que aprendió de Manuel Camacho en el equipo alterno de Salinas de Gortari, Ebrard sabe muy bien que enlodar el proceso interno de Morena va a redituarle mucho.

Y no es que carezca de razones o que sea un “vulgar ambicioso de poder”, como lo han dicho los más recalcitrantes acólitos lopezobradoristas y el propio caudillo, sino que sabe muy bien su juego.

Cuestionar la aplicación del método, la parcialidad, los dados cargados, la inequidad y la complicidad del dirigente nacional Mario Delgado en esta competencia simulada, tiene un objetivo claro: Poner otra vez en el ojo público los métodos cuestionables del partido, las decisiones anticipadas, personalísimas de Andrés Manuel y dejar constancia de que una ruptura puede poner en riesgo los planes continuistas que tiene el Presidente en la figura de Claudia Sheunbaum.

La demanda de Marcelo para repetir el proceso es una manera elegante de decir que las encuestas que se levantaron no son confiables y que carecen de reconocimiento sobre su imparcialidad y veracidad. Insiste en poner en duda el aparente sentido democrático de Morena y de Andrés Manuel.

Viniendo de alguien cercano, colaborador de alto nivel y especialmente un personaje al que López Obrador debe tanto en cuanto a lealtad y reconocimiento, por no hablar de reciprocidad, los señalamientos deben ser tomados con inquietud en el círculo presidencial.

Lo de ayer, con la ausencia del excanciller en el evento en el que se dieron a conocer los resultados y el nombre del aspirante presidencial, marca una aparente ruptura que para muchos es parte de una bien montada farsa, porque implicaría el reconocimiento tácito de que Marcelo pactó con Andrés Manuel ser candidato presidencial de Movimiento Ciudadano para dividir así los votos opositores.

Movimiento Ciudadano ha operado como un aliado disfrazado de la Cuatroté -paleros, se les dice también-, a pesar del discurso aparentemente belicoso y de desacuerdo del dueño nacional del partido, Dante Delgado Rannauro. Por tanto, no sería extraño que eso estuviera en los planes, particularmente porque una importante fracción de MC se inclina por apoyar a Xóchitl Gálvez y Dante quiere ir solo a la elección.

Ebrard no es Cárdenas y sus colaboradores no son Porfirio Muñoz Ledo ni Ifigenia Martínez o Heberto Castillo. Tampoco Andrés Manuel es De la Madrid y Luisa María Alcalde ni en sueños se compara con Barttlet. Así que por ese lado, descartemos una ruptura profunda, porque si acaso esto se trata de una fisura que no hará gran cosa en la estructura monolítica de Morena. Estructura sostenida, por cierto, en la persona del caudillo de Palacio.

En lo personal no me creo el cuento del quiebre que hará perder a Morena la elección presidencial de 2024 y no porque me parezca que Marcelo carece de méritos, capacidad o no pueda recibir el apoyo de millones de personas que no concuerdan con el obradorato.

Me declaro escéptico sobre el impacto real de la postura de Marcelo en los números de Claudia durante la campaña, porque ella tendrá, como hasta ahora, todo el apoyo de los recursos del Estado mexicano convertido otra vez en promotor de una candidatura partidista. Eso y el respaldo de actores políticos, funcionarios y burócratas que se sumarán a los millones de beneficiarios de los programas paternalistas. Sí, adivinó, como cuando gobernaba el viejo PRI.

Más bien creo que justamente porque es uno de los pocos elementos que estuvieron muy cerca de López Obrador, por su habilidad para dialogar y sacar acuerdos, por su experiencia y su impacto en ciertos sectores que buscan alguien con un perfil moderado, alejado de estridencias y de radicalismos, Marcelo es quien mejor podría haber conducido a la Cuatroté en esta etapa vital, en la que aspira a su consolidación.

Repito: Ebrard no es Cuauhtémoc Cárdenas, aunque a su favor tiene el desencanto de millones de personas con Andrés Manuel y la Cuatroté. Marcelo no va a encabezar una Corriente Democrática como la de Cuauhtémoc y Muñoz Ledo lo hicieron en el PRI, pero de su lado tienen la ventaja de que la soberbia sigue siendo de los defectos más grandes de López Obrador.

Lo interesante será ver la siguiente jugada de Marcelo y la forma en la que va a operar su salida de Morena, su eventual llegada a Movimiento Ciudadano y, quizá, las descalificaciones que empezará a recibir de Andrés Manuel y las hordas digitales que le secundan en sus decisiones. Al menos públicamente, eso podría parecer una ruptura que engañe a muchos. Insisto: En lo personal, tengo dudas.

ESCOTILLA

El asunto del paro de labores de los maestros tiene mucho de fondo y causas entendibles: Hace una semana, el exsecretario de Educación de Tamaulipas, Mario “G” fue vinculado a proceso por presuntos desvíos de recursos públicos durante su desempeño como funcionario en el cabecismo.

Ahora resulta que el dirigente magisterial Arnulfo Rodríguez es defensor de los derechos de los maestros y promueve paros de labores en escuelas, deja a miles de alumnos sin clases, la toma de oficinas públicas y exige la renuncia de la actual titular de la Secretaría de Educación. Esto es política y en política nada es causalidad.

abarloventotam@gmail.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí