Seguramente los habrá visto en las calles del centro de la ciudad, en la Central de Autobuses o en alguna plaza. Tienen una mirada cansada, los ojos tristes y los pasos lentos. El calor y la humedad también hacen mella en ellos, por más que en su país de origen eso sea ordinario.

Esperan por horas afuera de las oficinas de Instituto Nacional de Migración (INM), a veces tienen para comer algunos tacos, ahí cerca, en el corazón de Tampico. Las más de las veces no pueden y se conforman con ver, impotentes ante la falta de dinero para cubrir lo básico, sobre todo cuando los que tienen hijos pequeños no entienden de limitaciones.

Son un grupo numeroso y aunque por su idioma y su vestimenta llaman la atención, son invisibles a los ojos de la autoridad migratoria, insensible además al sentido de humanidad que dicta atenderlos y resolverles con prontitud sus solicitudes de documentos para estar legalmente en el país.

La migración de miles de haitianos que llegan al país buscando cruzar a Estados Unidos, ha provocado problemas sociales y representa una presión a las finanzas de los municipios fronterizos. Estimaciones de autoridades federales indican que al menos 13 mil personas originarias de Haití han ingresado a México, cruzando el país desde Chiapas a través de diversas rutas en las que están expuestas a diversos peligros.

Cálculos extraoficiales señalan que a Tamaulipas han arribado en caravanas pequeñas cientos de desplazados de la nación caribeña, quienes pasan por Tampico y Altamira, municipios ubicados al sur del estado y colindantes con Veracruz, para intentar llegar a la frontera con Texas.

Este flujo imparable ha provocado una problemática diversa, por un lado, debido a la falta de documentación para internarse en el país muchos son repatriados a Haití con cargo a las finanzas estatales y otros permanecen por semanas en esta localidad, hasta conseguir el permiso correspondiente del Instituto Nacional de Migración, pero en la dependencia el burocratismo les impide seguir su camino, pues hay gente que tiene hasta 3 meses esperando respuestas.

El calvario que viven hombres, mujeres y niños apenas se puede entender cuando uno se entera que han tenido que dormir en la Central de Autobuses, bajo puentes o en parques, ya que en muchos hoteles no les brindan el servicio de hospedaje al carecer de documentación oficial. Lo mismo sucede en las empresas de autotransporte, que tienen esa exigencia.

Quienes han logrado avanzar por Tamaulipas hacia el norte se han asentado en las ciudades de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, en espera de poder cruzar hacia Estados Unidos, lo cual ha derivado en una problemática que se observa en la saturación de albergues que atienden a migrantes, en donde ya hay personas procedentes de otros países de Centroamérica. Aunado a ello, el gobierno estatal y los Ayuntamientos deben hacer frente a los gastos de proporcionar alimentación y seguridad en su trayecto y estancia por Tamaulipas a esos grupos de migrantes.

César “Truco” Verástegui Ostos, secretario general de gobierno de Tamaulipas, ha sido una de las voces que a nombre del gobierno estatal han exigido a la Federación que la llegada de los migrantes haitianos a territorio estatal sea frenada, porque su estancia representa un gasto extraordinario que está siendo absorbido por la administración local, pues el Instituto Nacional de Migración no se hace cargo, pero lo más preocupante es la exposición de las personas a toda clase de peligros.

También ha pedido en varias ocasiones que el gobierno federal haga su trabajo y contenga el avance de las caravanas de migrantes en el sur, que es por donde ingresan al país, para evitar detener y deportar a estas personas cuando ya han llegado a la frontera, exponiéndose a peligros a su integridad.

No es un tema político y sin embargo, la solución al problema pasa por la voluntad política de la Federación, para darle celeridad a las labores que le corresponden a través del INM. El tema no es menor y aunque se entrelaza con cuestiones de seguridad interna, debe prevalecer un criterio humanitario en todos los órdenes.

Mientras la burocracia federal retrasa, quizá deliberadamente la expedición de permisos o revisa los documentos a quienes los están solicitando, ellos no pierden la esperanza de avanzar rápido, llegar a la frontera y esperar la oportunidad de pasar “al otro lado” en búsqueda del sueño americano.

abarloventotam@gmail.com

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