Lo que sucede en el Congreso de Tamaulipas es motivo más que suficientes, para que en adelante se tomen acciones para la designación de candidatos que seguramente conformarán la nueva legislatura.
Deje usted los pleitos que parecen de lavadero, los chismes y el bajo nivel de discusión política que existe y que ha ocasionado una semi parálisis legislativa en uno de los poderes del estado.

Tampoco considere la decepción que ha provocado la impericia política de los diputados oficislistas y no por falta de voluntad, sino más bien de habilidad de dichos legisladores.

Si bien la noticia que ha acaparado los titulares en buena parte de los medios en los últimos días tiene que ver con el enfrentamiento por las acusaciones de agresiones físicas y verbales entre una diputada, el vocero de ese órgano, un diputado federal y sus guaruras, el fondo del asunto es la pugna de las fracciones del PAN y Morena por el control del Congreso tras la aprobación de una modificación para crear una Junta de Gobierno.

El Congreso se ha convertido en un jugoso botín del que se pueden aprovechar no solo recursos económicos, sino particularmente un poder político inherente a lo que representa esa institución como parte del proyecto de la Cuatroté en el estado.

No es algo nuevo y tampoco digno de enorgullecer, pero ni en los años en los cuales el PRI era todopoderoso y los gobernadores de ese partido tenían un control casi absoluto, se vio en el Congreso una situación como la que observamos ahora.

El problema es que siendo un poder autónomo y en el que sus integrantes llegaron antes que hubiera alternancia en la administración estatal, la responsabilidad de seleccionar a quienes fueron primero candidatos y ahora diputados recae en quienes condujeron el proceso interno de Morena en ese momento.

Por lo mismo, es a ellos a quienes debe reclamarse el poco tino y la falta de rigor en la selección de los aspirantes, que con la ola morenista en ascenso se convirtieron en integrantes del poder legislativo, pero con tan mala fortuna que no han servido para gran cosa y tampoco han ayudado mucho en el avance y modificaciones estructurales para afianzar el proyecto que encabezan el presidente López Obrador y el gobernador Américo Villarreal.

Aún siendo mayoría y logrando dividir el bloque panista fiel al cabecismo, los morenistas no han podido tener el control total del Congreso. Por más esfuerzos hechos, se han quedado cortos.
Tampoco han podido quitar todos los candados legales que les dejó Francisco, el exgobernador. Y mucho menos, han logrado destacar como un pilar en las acciones que con esfuerzo realiza Américo desde el Ejecutivo.

Entre lunes y martes, la agenda legislativa ha sido reactiva, la atención se ha centrado en las versiones sobre si hubo o no agresiones físicas de un empleado a una diputada y de si los guaruras de un diputado federal panista golpearon y amenazaron al mismo colaborador al que la legisladora acusa.

Asuntos al nivel de pleitos callejeros y de chismes que no apuntan a el var el nivel del debate ni a consolidar el poder de la mayoría morenista en el Congreso, exhiben la pobreza de lo que se ve en el Legislativo.

El Congreso es un botín que pelean férreamente los dos principales bandos, dejando de lado lo verdaderamente importante para el proyecto de la Cuatroté en Tamaulipas. Y hasta ahora, nadie puede presumir de haber ganado definitivamente.

Esta experiencia debe servir para que el partido o quienes decidan, piensen bien las cosas antes de aprobar las aspiraciones de las y los diputados que quieren buscar la posibilidad de la reelección, pero también para las y los que buscan llegar al Congreso en 2024.

SE AFIANZAN ARMANDO Y ERASMO, PERO EN TAMPICO…

Algunas de las más recientes encuestas conocidas indican que en las últimas semanas, Armando Martínez Manríquez y Erasmo González Robledo se han afianzado en su posición puntera en la carrera por las candidaturas de Morena a las Alcaldías de Altamira y Ciudad Madero.

Tanto el Alcalde de Altamira como el diputado federal han sido evaluados por varias empresas especializadas en hacer estudios de medición y coinciden en los altos niveles de conocimiento que tienen entre la población de ambos municipios, así como en la percepción favorable sobre el trabajo que han venido realizando desde que asumieron sus respectivos cargos.

No obstante, otros aspirantes como Carlo González y Claudio de Leija siguen haciendo lo suyo, y a última hora Oscar Hernández Zúñiga quiere ser tomado en cuenta.

En Tampico es en donde la terna inicial se amplió y de entre ellos y ellas saldrán los candidatos y candidatas a la Alcaldía y las diputaciones federal y dos locales: La regidora Mónica Villarreal Anaya, la diputada Úrsula Patricia Salazar y el coordinador de asesores del gobernador, Alejandro Rábago Hernández. También se observa a Fernando Manzur y a José Antonio Marín para una posible diputación.

abarloventotam@gmail.com

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