Durante semanas, meses, Américo Villarreal Anaya había mantenido una posición prudente respecto al comportamiento de sus adversarios políticos durante el proceso electoral pasado. Estoicamente soportó toda clase de acciones que buscaron sacarlo de sus casillas y ponerlo en una posición vulnerable.

De sortear embates internos en Morena que pretendían quitarlo del camino en su búsqueda de la nominación, Villarreal pasó a una campaña que fue subiendo de intensidad conforme avanzó el tiempo. Enfrentó a un aparato con múltiples recursos económicos, mediáticos, políticos y jurídicos pero tuvo de su lado el respaldo de la Cuatroté. De todo salió adelante.

Aún se recuerda que las campañas transitaron de manera accidentada, especialmente porque el candidato morenista fue objeto de diversos señalamientos que tocaron su círculo familiar más cercano, sin que se hayan comprobado. Desde presuntas relaciones con personas al margen de la ley hasta supuestos depósitos millonarios en bancos europeos. De eso y muchas otras cosas, pero todo fue parte de una narrativa que se extendió durante el año.

En todos los casos, además de la esperada respuesta puntual, Américo y su equipo se mantuvieron al margen de las agresiones en el mismo tono y hasta de contragolpes mediáticos o jurídicos a sus adversarios. Hasta esta semana, cuando las cosas llegaron a un punto insostenible, hasta el límite de la paciencia, fue cuando vimos la reacción.

El proceso de transición ha sido tal como muchos habíamos adelantado: Ríspido, lento y obstaculizado por los afanes de quienes ya se van, para entorpecer a los que llegan el conocimiento del estado que guardan las finanzas y los bienes públicos. Como aderezo, están los conflictos en el Congreso, en donde las disputas de grupos parlamentarios de los bloques PAN-PRI y Morena-MC han protagonizado bochornosos espectáculos entre diputados y diputadas que se comportan como líderes de barriada.

Decía que las cosas llegan al límite y la paciencia también los tiene: Tras la conferencia de prensa del lunes, en donde los miembros del Comité de Entrega-Recepción denunciaron la obstaculización del proceso y señalaron a quienes consideran responsables de ello, se dieron cambios en la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia, se modificó la mayoría legislativa en el Congreso y se conocieron fallos del Trife en torno a varios recursos presentados por los dos grupos.

La situación se desbordó cuando el miércoles, Américo salió a decir directamente que el gobierno saliente pretende encarcelarlo a él y a por lo menos siete de sus colaboradores más cercanos. La denuncia pública refiere a la presunta presión a un juez para que libere las necesarias órdenes de aprehensión, antes de que se lleve a cabo la ceremonia formal de cambio de poderes.

Aunque el oficialismo negó la existencia de tales órdenes, el impacto se logró. La incertidumbre entre miembros del equipo del morenista es patente porque viendo los antecedentes de todo lo sucedido hasta ahora, se sabe que no puede descartarse cualquier acción. Quizá más fuerte que la inquietud es la molestia por la forma en que presumiblemente se quieren hacer las cosas.

Es claro también que además de la paciencia agotada y de haber decidido dar un paso adelante por parte del gobernador electo, esto obedece a una estrategia que ya se enmarca en un plan institucional respaldado por los más altos niveles de la Cuatroté para reafirmar que las cosas no se van a quedar así.

La respuesta de Américo a la nueva embestida tiene un mensaje que ha sido reiterado en las últimas semanas: Nadie que haya incurrido en conductas fuera de la ley en la administración pública se va a quedar sin ser llamado a cuentas. Nadie que haya cometido irregularidades se irá impune. Ahora, como está todo, mucho menos.

Me parece que es de reconocer y celebrar la postura de Villarreal, porque además de salir a dar la cara por sí mismo y por su hijo, a quien se ha acusado en varias ocasiones -sin haberse comprobado una sola de las mismas-, responde a una actitud que cualquier padre tendría y que trasciende lo político. Creo, también, que su denuncia sobre la presumible presión desde el poder a un juez, para que libere órdenes de aprehensión contra él y otros 7 colaboradores, enrarece más el ambiente político.

Creo que el oficialismo cometió un error grave, porque no había necesidad de llevar las cosas hasta este punto. Forzar todo al límite de la paciencia, de la prudencia, es signo de inmadurez política.

Algo deben tener presente: No todos los que se van tendrán una red de protección legal ni los recursos económicos para enfrentar las consecuencias jurídicas.

ESCOTILLA

Ana Cristina Organista de Oseguera, la presidenta del DIF de Ciudad Madero, rendirá este viernes su primer informe de actividades al frente del organismo asistencial. El evento está programado para realizarse por la tarde en la Unidad Deportiva.

Además del propio Alcalde Adrián Oseguera se ha confirmado la asistencia de integrantes del Voluntariado y de los patronatos que apoyan sus actividades en beneficio de las familias. Ya en su informe, Adrián dio un adelanto de todo lo que el gobierno municipal ha hecho en el último año en coordinación con el DIF para apoyar a las familias maderenses.

abarloventotam@gmail.com

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