Diez meses después de haberse iniciado la pandemia por Covid, la percepción de la gente sigue siendo de inseguridad, temor y preocupación por las consecuencias de un eventual contagio.
No es un lugar común: el miedo es real y está presente en cada hogar, en cada calle, en todos los lugares en donde las personas conviven, sea entre familia o con quienes deben tener algún tipo de relación laboral, comercial o vecinal.
En estos días, una encuesta realizada entre diversos segmentos de la población mostró que más del 80% de la gente manifiesta un tipo de temor ante la posibilidad de contagiarse por Covid.
Algo todavía más interesante es que más de dos terceras partes de la población consultada considera que el presidente López debe enviar un mensaje público de congruencia y por tanto tiene que utilizar cubrebocas, porque entre el discurso oficial y su propia actuación.
Recordemos que López Obrador se ha rehusado a dar el ejemplo, pues lleva meses sin usar el cubrebocas, al que ha menospreciado a pesar de que la opinión de expertos internacionales indica que es un factor importante en la prevención de contagios.
Consulta Mitofsky señala en su encuesta que a diferencia de marzo, cuando comenzó todo, ahora los ciudadanos tienen mayor conciencia acerca de la gravedad del virus pues prácticamente no hay quien no tenga un conocido, amigo o familiar que se haya contagiado o fallecido a causa del Covid.
Pero al mismo tiempo, esta medición de la percepción ciudadana indica que la gente sigue considerando al Gobierno Federal como responsable principal de la falta de difusión, así comonde la caremcia de una adecuada estrategia para prevenir que se incrementarán los contagios de manera como ha sucedido y que tienen al país en la lista de los más afectados entre su población.
Decía que el miedo es real, más que por saber de historias de quienes han padecido por Covid-19, por la enorme preocupación que existe ante la falta de espacios, camas equipos y personal suficiente en los hospitales públicos para atender todos los casos.
La indolencia de las autoridades y el inocultable uso político de la aplicación de las vacunas con base en un calendario que tiene bien medidos los tiempos previos a los comicios de junio, aumentan el temor y la desconfianza de la gente, lo que en estas últimas semanas ha reforzado la intención de muchos ciudadanos de quedarse en casa, a pesar de que sea grande la tentación por salir, hacer fiestas y reuniones con motivo de la Navidad y el fin de año.
Las cifras oficiales más recientes, las de anoche, nos dan una idea de lo sombrío del panorama: 1 millón 401 mil 529 personas con diagnóstico positivo de Covid-19 y 123 mil 845 muertos.
Además, los números oficiales que siempre se quedan cortos por una obvia razón de conveniencia para quien los registra y difunde, señalando que incluyendo las personas sospechosas de haber fallecido a causa de complicaciones por el virus, suman 141 mil 420 defunciones y todavía están en espera de que se confirmen o descarten casi 400 mil casos sospechosos.
Algo que preocupa sobremanera a la población que fue consultada para conocer la percepción sobre el problema provocado por la pandemia, es que México tiene una tasa de letalidad cuatro veces superior al promedio mundial.
¿Por qué les decía que el miedo es por partida doble? Pues por el simple hecho de que cualquier persona sabe que en caso de resultar positivo con Covid, sus posibilidades de ser atendido de manera adecuada en algún hospital público se reducen drásticamente, en proporción con la cantidad de ciudadanos que resultan estar en la misma situación.
Además, porque aunque el Gobierno Federal ha sido prolífico en la difusión de la llegada de dos embarques de vacunas, en los hechos esto no se ha visto reflejado en un beneficio para la población en general, ya que se tendrá que esperar primero, que lleguen las dosis suficientes y después, que se vayan asignado de acuerdo con la calendarización de los grupos de edad que han sido considerados como prioritarios por las autoridades.
Otra cosa que llama la atención de la encuesta dada a conocer este inicio de semana, es que la población consultada no considera qué por decreto o como si fuera algo mágico, apenas brincando 2020 la situación va a cambiar y entonces podrá salir a realizar actividades cómo era antes de la pandemia.
No faltan quienes machacan ese argumento, pensando que con la llegada de 2021 el virus va a desaparecer como por decreto.
Quienes lo hacen y dicen, incurren en irresponsabilidad porque generan la falsa expectativa entre los menos enterados sobre la gravedad del problema y con ello, alientan indebidamente que la gente salga, haga reuniones y sí, incremente el riesgo de más contagios.
Lo mejor, lo más responsable es seguir quedándonos en casa, cuidarnos, cuidar a los demás y no bajar la guardia por varios meses más.

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