Como lo proyectaban diversas encuestas tanto encargadas por el Comité del Frente Amplio por México (FAM) como por empresas especializadas, Xóchitl Gálvez será la candidata de la oposición a la Presidencia en 2024, al obtener la mayoría de las preferencias ciudadanas.
Claro que falta todo lo relacionado con los procedimientos internos para formalizar esto, pero los números que el PRI y el PAN obtuvieron en diferentes mediciones hechas, indican que la ventaja de Gálvez sobre la priísta Beatriz Paredes es amplia y no hay manera de que se revierta.
Por eso se entiende que el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno saliera ayer mismo a decir que el tricolor impulsará la nominación de Xóchitl, quien parece concitar el entusiasmo de los opositores a Morena y en particular a Andrés Manuel.
Aunque Beatriz Paredes no ha declinado ni hasta ayer tenía intenciones de hacerlo, el acuerdo planteado en el seno del PRI parece haber sido bien visto por la exgobernadora de Tlaxcala, en el entendido de que es preciso mantener la unidad opositora ante la propuesta oficialista que seguramente mandará a Claudia Sheinbaum a defender lo que ha hecho -y a justificar lo que ha dejado de hacer- López Obrador.
En una segunda encuesta realizada por el Frente Amplio por México, la senadora panista obtuvo un 57.5% de las preferencias y Paredes el 42.4 por ciento, lo que puede interpretarse como una diferencia suficientemente grande como para que no haya dudas respecto a quién debe ser la abanderada de la oposición.
Aunque las encuestas conocidas hasta ahora confirman que la senadora panista Xóchitl Gálvez es quien tiene por ahora el mayor nivel de conocimiento en redes y en el territorio, no se puede soslayar que es la priísta Beatriz Paredes quien goza de una reputación política respetable, por su sólida formación como consecuencia de una larguísima carrera en el servicio público y en la política.
A estas alturas, uno pensaría que para Andrés Manuel sería mejor que la candidata fuera Xóchitl, a quien ha vituperado en numerosas ocasiones, aprovechando su condición de Presidente de la República, los reflectores y la fuerza del aparato oficial. Beatriz es más serena y no caería en su juego. Xóchitl en cambio, le va a responder todo y a morder el anzuelo de la provocación.
No sorprende porque López Obrador así es, irrespetuoso y hasta misógino cuando se trata de hablar de quienes piensan diferente a él. Las evidencias son abundantes, aunque eso no les guste no lo reconozcan sus seguidores.
Lo que hay que esperar, en la misma tónica en la que se ha manejado el Presidente, es que desde este jueves y hasta el día de las elecciones haga lo necesario para seguir hablando -mal, por supuesto-, de Xóchitl, aunque con ello la coloque en la línea de atención de millones de personas que no la conocen y que ante las acusaciones y ofensas del compañero Presidente, se sientan interesados por conocerla.
Ahora lo que viene para los partidos que integran el Frente Amplio por México y para Xóchitl es un problema que no puede eludirse y deben enfrentar con toda la fuerza de la que sean capaces: La andanada de descalificaciones, los ataques verbales directos e indirectos, la posibilidad de auditorías, de filtraciones sobre sus finanzas, su patrimonio, sus amigos, su familia y hasta su preferencia deportiva, por parte del oficialismo y de su enorme lista de afines.
El problema de Xóchitl Gálvez no es la limitada capacidad política de Alejandro Moreno, la inexperiencia de Marko Cortes o la imagen poco confiable de la dirigencia perredista, sino su propio perfil. Ella no posee la sólida formación académica de Enrique de la Madrid, por ejemplo.
Tampoco el conocimiento global de finanzas y diversos temas de José Ángel Gurría, mucho menos el temple y la respetabilidad de Beatriz Paredes. No, ése no es el problema, porque por sí misma, la senadora panista se puede convertir en una figura suficientemente atractiva para millones de simpatizantes de los partidos que la propondrán, para millones de ciudadanos desencantados con la Cuatroté y millones de mexicanos que ya no quieren más polarización como la que ha promovido Andrés Manuel.
No, el problema de la casi inminente candidata opositora a la Presidencia no es tampoco la desigualdad de recursos, lo apabullante de la maquinaria oficial -sí, como en tiempos del viejo PRI-, o mucho menos, las limitaciones propias de cualquier persona común ante temas que escapan a su comprensión.
No, ése no es el problema. El verdadero dolor de cabeza de Gálvez será Andrés Manuel, el Presidente convertido en candidato de su partido. El Presidente que actúa como jefe de campaña, presidente de partido, principal estratega y hasta golpeador mediático de los opositores.
Ése es la verdadera preocupación que deberían estar viendo cómo atienden la virtual candidata opositora y las fuerzas que se aglutinarán en torno suyo para tratar de frenar a Morena. No es la disparidad injusta de recursos registrables y los no reportables a Hacienda. Tampoco, las presiones que pueda ejercer la Cuatroté a medios y empresas de quienes la apoyen.
No, insisto, no. El problema de Xóchitl se llama Andrés Manuel y su empecinamiento en querer denostar, desgastar y menospreciar a la oposición, a quienes no piensen como él o no compartan sus visiones. Sí, así, en plural.
¿Podrá darle la vuelta al enojo presidencial, al ánimo de contienda del compañero Andrés Manuel? ¿Podrá enfrentarse con inteligencia a la perversidad de López Obrador? ¿Podrá salir indemne de todos los golpes que le esperan, entre ellos los que se disfrazan de opiniones enmarcadas en la libertad de expresión y que en realidad son ataques a la dignidad de la persona, de la mujer?
Va a ser interesante cómo responden los partidos, las organizaciones opositoras a Andrés Manuel y en especial, de qué manera Xóchitl Gálvez asume su rol de representante de la esperanza de millones de personas que ya quieren que termine la gestión de López Obrador. Como dirían coloquialmente en cualquier barrio bravo: “Hay tiro”.
ESCOTILLA
La inauguración del mercado de pescados y mariscos “La Puntilla”, en Tampico, fue ocasión propicia para que los aspirantes a la candidatura panista a la Alcaldía hicieran presencia y midieran su popularidad.
El secretario de Servicios Públicos, Pepe Schekaibán; el diputado local Edmundo “Mon” Marón y la diputada federal Rosa González Azcárraga acompañaron al Alcalde Chucho Nader, quien ha cuidado las formas y con todos ha tenido atenciones y cortesías políticas, lo que ha ayudado a mantener el respeto entre todos.
Para los panistas locales, la definición será en por lo menos tres meses más, así que todo o que hagan de aquí a entonces les ayudará a avanzar, consolidarse o alcanzar posiciones.
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