En Tamaulipas, las derrotas acumuladas del Partido Acción Nacional (PAN) de 2021 a la fecha, colocan al blanquiazul en una posición complicada porque la suma de diversos factores podría generar una dificultad mayor para su regreso gradual al poder en 2030.
Los residuos cabecistas que siguen controlando el Comité Estatal de la persona de Luis René “Cachorro” Cantú siguen pensando que viven en tiempos de Francisco, el exgobernador, cuando él y su hermano Ismael tenían pleno poder para decidir quiénes sí y quiénes no eran considerados como candidatos o simplemente, aspirantes.
Eso explica la decisión de querer apoderarse de los comités municipales como en el caso de Tampico, o de impulsar a sus cofrades aún a pesar de que la militancia panista que fue desplazada en el cabecismo no comparte la idea de la continuidad de ese grupo. Eso lleva a un callejón sin salida que conducirá a un enfrentamiento directo.
Por eso es relevante recordar que en el contexto de las nuevas condiciones que prevalecen en el escenario político del estado, la decisión de designar candidatos tendrá que basarse en criterios como la calificación positiva del trabajo que tengan los aspirantes y actores políticos, así como la capacidad para generar una corriente amplia de apoyo al partido en sectores que no se sienten cerca del blanquiazul o que fueron desplazados y dañados en el gobierno anterior.
Es decir, más que la popularidad lo que debe prevalecer es el reconocimiento a la percepción favorable que tengan quienes se interesen en ser abanderados, así como en su habilidad para establecer lazos, acuerdos y generar un movimiento amplio de apoyo al proyecto azul.
De eso carece en forma generalizada el PAN en el estado, como consecuencia del desgaste por las derrotas consecutivas, particularmente la del año pasado cuando perdió la gubernatura ante Morena.
El blanquiazul está inmerso en una lucha de intereses de dos grupos: Por un lado, los simpatizantes e incondicionales que todavía tiene Francisco, el exgobernador, y otro que representa a la inmensa mayoría, la de los panistas desplazados durante su gobierno.
Aunque a un año de haber perdido la elección y el gobierno, el cabecismo residual se resiste a soltar del todo las posiciones que todavía tiene -la Fiscalía de Justicia y la Fiscalía Anticorrupción, por ejemplo-, ha ido disminuyendo notablemente su fuerza y a la par, crecido el descontento de quienes ya no quieren que sigan controlando el partido.
Como están las cosas, es predecible que continúe la confrontación entre los panistas tradicionales y los afines a los hermanos Francisco e Ismael García Cabeza de Vaca, hasta en tanto no haya algo realmente fuerte que los haga entender que no les llevará a algo bueno.
¿Podrá el panismo tradicional sortear este obstáculo, el del afán cabecista por imponerse en la designación de candidaturas sin llegar a la ruptura?
Es difícil, pero puede suceder si en municipios como Tampico -la única posición importante para el partido en Tamaulipas -, el panismo tradicional logra impedir que Francisco e Ismael García Cabeza de Vaca logren las candidaturas para sus incondicionales en la zona sur.
MORIR EN LA IMPUNIDAD
La tarde del jueves, murió el ex dirigente nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Romero Deschamps. Se fue impune de este mundo. Parece injusto que se haya marchado de esta vida así, pero eso sucedió.
Ya en su ocaso como dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Romero Deschamps supo negociar con la Cuatroté su retiro sin sobresaltos, sin tener que preocuparse por sus cuentas, por investigaciones a su patrimonio y el de su familia.
Al viejo exdirigente se le había acusado en el año 2000 junto con el entonces tesorero del poderoso sindicato Ricardo Aldana -actual secretario general, cosas de la vida y del cinismo-, de ser los presuntos responsables de desviar cientos de millones de pesos que Pemex le había entregado al STPRM, para inyectarlo a la fallida campaña presidencial del priísta Francisco Labastida Ochoa.
Ese fue uno de los tantos escándalos que acumuló en su vida, pero hay numerosos ejemplos de la forma en la que durante más de 30 años manejó como suyo el patrimonio de los miles de agremiados. Negoció con presidentes del PRI, del PAN y de Morena beneficios para los sindicalizados, pero también para él y sus cercanos. Al viejo estilo de los líderes “charros”, Romero Deschamps amasó una fortuna inexplicable para sus ingresos reportables a Hacienda como empleado de la empresa.
Claro, cuando el PRI recuperó la Presidencia con Enrique Peña Nieto, Carlos Romero Deschamps supo seguir negociando y logró que las autoridades lo exculparan y absolvieran. A pesar de eso, la sombra de las sospechas jamás se la quitó hasta el último día de su vida.
Romero Deschamps negoció su retiro dorado de la dirigencia sindical con López Obrador y con eso, la Cuatroté se hizo de la vista gorda ante tanto exceso de frivolidades y sospechas de presuntos malos manejos de los recursos de la organización.
La herencia política y sindical de Romero Deschamps seguramente será usufructuada por sus sucesores, beneficiarios y secuaces, quienes siguen con cargos en secciones, en el Comité Nacional y en diversas posiciones obtenidas a partir de la protección que les dio durante años de influencia cerca del poder en turno.
ESCOTILLA
Alba Verástegui Ostos y Francisco Castañeda Cruz, dirigente municipal del PAN en Ciudad Madero, han formado un equipo que busca fortalecer la identidad del panismo en esa localidad.
Desde hace tiempo realizan actividades de convivencia con los militantes y de paso, les hacen ver su disposición de seguir trabajando para que el PAN regrese a los primeros planos del escenario político local.
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