Felipe Garza Narváez tiene claro su siguiente objetivo: Quiere ser gobernador.

Más de 40 años de trayectoria en la política y el servicio público le dan una idea clara de lo que es la geopolítica tamaulipeca, de la diversidad de los estilos de gobernar que hay en casa región y de la problemática de los ciudadanos.

Hace días, Felipe Garza dijo claro que quiere ser el próximo gobernador de Tamaulipas y que iba a trabajar para ello.

Priísta toda la vida, en 2017 decidió irse por fin del tricolor, cuando tras la derrota por la gubernatura, la nueva dirigencia estatal no entendió la necesidad  de reorganizarse para buscar recuperar lo perdido.

Poseedor de un olfato político desarrollado por décadas en el servicio público, Garza Narváez encontró pronto el nuevo cauce para sus inquietudes políticas: Morena, que en ese entonces empujaba con fuerza un López Obrador ya enfilado hacia la Presidencia, un año antes de los comicios.

En junio de 2017, en Ciudad Victoria, ante López Obrador, Felipe Garza firmó un documento en el que se comprometió públicamente, como muchos tamaulipecos más, a trabajar para lograr la alternancia política.

Lo demás ha sido cosa de todos los días, con la búsqueda de espacios y la lucha por evitar que, como en cualquier partido, los adversarios internos lo frenen.

Hace semanas, expresó su interés por ser el candidato de Morena a la gubernatura en 2022 y entonces le metió velocidad al proceso interno.

De quienes se mencionan, Felipe trae en la bolsa varias características que le dan ventajas, aunque también tenga áreas de oportunidad.

Ha sido 3 veces diputado local, una de ellas líder del Congreso. Diputado federal, presidente del partido  delegado en municipios y fuera del estado; subsecretario general de gobierno y ya en el gobierno de la autollamada 4T  delegado de Profeco y de la Secretaría de Gobernación.

Platiqué con él en el receso de una serie de reuniones con amigos, familiares y excompañeros de escuela, que Felipe tuvo en la zona sur.

Sereno, firme, muy convencido de lo que quiere, sostiene que quiere ser gobernador, no solo candidato.

“Quiero poner al servicio de Tamaulipas mi experiencia, mi vocación de servidor público y la capacidad de trabajar con todos. Ofrezco mi disposición para encontrar, con todos, acuerdos que nos ayuden a avanzar en la solución de los problemas”, dice.

No sé si dentro de Morena, las reglas del juego se van a apegar realmente a lo que pregona siempre el Presidente.

Ignoro si quienes controlan al partido en Tamaulipas y quienes también tienen un legítimo interés de participar en la búsqueda de la candidatura, van a abrir espacios para que haya una contienda equitativa para todos, pero sí estoy convencido que más allá de filias y fobias, desde ahora los simpatizantes del partido del Presidente deben alentar este tipo de expresiones.

Así como Felipe Garza, si los demás logran ventilar públicamente su interés, mostrar sus atributos, plantear ideas y estar dispuestos a confrontar entre ellos sus propuestas para conducir los destinos de Tamaulipas, será útil para cuando llegue el momento de elegir como su candidato o candidata no sólo al más popular según una encuesta, sino especialmente a quien tenga un perfil lo más cercano posible a la austeridad y capacidad de generar acuerdos que se requiere en el estado, los militantes tomen la decisión correcta.

Si las cosas se conducen con transparencia, con ánimo de permitir la participación de todos, Felipe y los demás aspirantes ganarán ante la sociedad porque serán bien vistos.

Morena está en una etapa peligrosa: Por un lado, mientras más pasa el tiempo y avanza el deterioro de la imagen del gobernador y de la oposición en Tamaulipas, más aumentan sus posibilidades de ganar en 2022 y paradójicamente, se incrementa la intensidad de los golpes bajos, de la insidia y de las trabas dentro del partido, entre los que quieren y los que buscan descarrilar a los demás.

Espero que todos tengan la altura de miras para entender que deben aprovechar esta oportunidad de llegar unidos, sin traiciones ni golpes internomáspara ser más fuertes.

En cuanto a Garza Narváez y sus aspiraciones legítimas,  creo que es positivo que desde ahora abra su juego, hable de sus deseos y haga lo que la ley y los estatutos del partido permitan para alcanzar su objetivo.

Como cualquier ciudadano, tiene derecho a aspirar y a trabajar para lograrlo. Sus visitas a amigos y conocidos en las diferentes regiones del estado deben ser vistas así.

Si las otras personas que aspiran hacen lo mismo, fortalecerá a Morena ese ejercicio de comparecencia pública para que la gente que no los conoce, lo haga.

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