Apenas duró unos meses, menos de cinco para ser precisos, pero la aventura política de Rodolfo González Valderrama terminó y le deja varias experiencias que puede aprovechar hacia el futuro.

El todavía Delegado de Programas Federales en Tamaulipas presentó su renuncia al cargo al que llego el 1 de octubre. De acuerdo con la información que circuló ayer por la tarde, Rodolfo ha dicho que dejará de ser el hombre fuerte de los esquemas asistenciales del gobierno federal en la entidad, el 1 de marzo próximo.

Uno o dos meses antes de llegar a la posición que todavía tiene oficialmente, Rodolfo era promovido con fuerza por varios grupos de simpatizantes al interior de Morena. Luego, ya con todos los recursos públicos del gobierno, a través de la oficina de Programas Federales pudo proyectarse en búsqueda de la candidatura al gobierno estatal, la cual no consiguió. Sus números nunca crecieron lo suficiente para alcanzar al senador Américo Villarreal, quien tiene meses en la delantera de las preferencias ciudadanas.

González Valderrama recibió la adhesión de muchos morenistas que se identificaron con él, en quien vieron a una figura cercana al Presidente. La estrategia que siguieron en su equipo fue errada, porque en vez de destacar sus cualidades siempre colocaron por encima de toda posible capacidad, su cercanía personal y presunta amistad con López Obrador. Sí, efectivamente, como se estilaba en el viejo PRI.

También, meses antes, pusieron en marcha una campaña para regalar cupones en los que además de mostrar una breve reseña personal y profesional de Rodolfo, el aspirante regalaba tiempo aire por un tiempo determinado a todo aquel que contestara una breve encuesta de conocimiento, en la que una pregunta era “¿Sabe usted que los programas sociales, las becas y las pensiones a adultos mayores llegan al pueblo de Tamaulipas gracias al Presidente López Obrador y a Rodolfo González Valderrama?”. Sí, como si fueran una prebenda otorgada por ambos.

Como se ve, fueron intentos a destiempo, con una estrategia de conocimiento y posicionamiento personal y político carente de creatividad -y en una de esas hasta ilegal-, en la que los promotores de Rodolfo lo embarcaron en una aventura con malos signos desde el principio. Era previsile que terminara mal, como ya lo vimos.

Parece que el amor por Tamaulipas le duró menos de 5 meses, pues sus últimas acciones como las jornadas de vacunación en Tampico y Madero fueron un caos, un completo desorden logístico y una enorme pérdida de seriedad de su figura como funcionario público. Eso, sin dejar de lado que su pertenencia al grupo político del senador Ricardo Monreal, confrontado con el Presidente López Obrador, ya hacían insostenible su papel como super delegado.

Para la campaña por la gubernatura, el precandidato Américo Villarreal Anaya necesitará de un amplio equipo de apoyo, entre quienes indiscutiblemente se deben contar las personas a cargo de la estructura territorial y con conocimiento de las zonas y segmentos poblacionales a donde se debe dirigir la estrategia de búsqueda del voto. El relevo en la oficina de Programas Federales dará un impulso a la campaña de Américo y la llegada de alguien institucional, con voluntad para sumar esfuerzos y aportarle valor al candidato, será determinante en la obtención de los resultados que se buscan.

Con el cambio en esa importante posición, Américo comienza a darnos muestras de la manera en que está operando ya para armar y ampliar un equipo con el que tendrá que mantener una comunicación estrecha, permanente y fluida, a fin de que los beneficios que representa la derrama de recursos de los programas oficiales se trasladen al proyecto de traer a Tamaulipas la Cuarta Transformación.

La salida de Rodolfo de la Delegación de Programas Federales le dará mayor margen de acción a Américo, quien requiere de lealtades y capacidades para poder llevar a buen puerto el plan diseñado meses atrás. En ese contexto, a la próxima campaña le vendría bien un ajuste para que al candidato no se le carguen los enormes negativos del diputado Erasmo González Robledo y sus demás protegidos que han sido vinculados con el escándalo de los hermanos Carmona. Evitar esa presencia perniciosa le va a ayudar a Villarreal.

También ayer trascendió que Luis Lauro Reyes, ex Alcalde de Güemez, sería el relevo de González Valderrama en el cargo, algo que debemos entender como una de las primeras posiciones otorgadas a Américo en este camino hacia la elección de junio. Como ese, seguramente veremos más movimientos en áreas estratégicas del gobierno federal, en aras de ir sumando a más gente que aporte experiencia, lealtad, compromiso y capacidad al proyecto.

Para Rodolfo, la experiencia de esta aventura política en Tamaulipas le puede servir para recordar que aunque se tengan todos los recursos y la estructura del gobierno en una dependencia con tanto poder como la que maneja millones de pesos en programas asistenciales, cuando definitivamente no se tiene una estrategia creativa, precisa, inteligente y de largo aliento, difícilmente se puede lograr un objetivo.

Ahora falta ver la manera en que se van alineando las cosas, pero sabiendo cómo se manejan en Morena, con un estilo de mando vertical y unidireccional, no debería sorprender que los antigüos aliados que juraron amistad, apoyo y lealtad a Rodolfo se sumen pronto a Américo, a quien antes estuvieron cuestionando en un tono sumamente duro.

Ya sin una figura que aglutine a esas corrientes, no sería difícil ver que desde las más altas esferas de la 4T y del partido les bajen la instrucción de apoyar con todo al proyecto morenista en Tamaulipas y así terminen los riesgos de una ruptura profunda que ponga en riesgo sus posibilidades de triunfo.

abarloventotam@gmail.com

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