La Auditoría Superior de la Federación (ASF) acaba de dar a conocer una serie de datos que dejan al descubierto una parte del verdadero rostro del poder en México: La permanencia de la corrupción.
En el gobierno de la autollamada Cuarta Transformación, en el que el combate a la corrupción y la impunidad pasó de bandera política a convertirse en un mantra, el ente autónomo encontró datos más que interesantes, indignantes, de la corrupción que no se ha ido.
Aunque se fue el PRIAN, esa figura amorfa y maleable de la que tanto hablan con desprecio y rencor el Presidente López y su legión de fervorosos seguidores, parece que sigue imponiendo sus costumbres.
Una de dos: O el PRIAN sigue metido hasta los huesos de diversas áreas del gobierno de la 4T o los nuevos conversos de la autollamada izquierda aprendieron muy rápido las viejas mañas de sus tan odiados antecesores.
Vea usted algunos de estos datos, analice y decida si los de hoy son funcionarios impolutos pero ingenuos y desordenados al ejercer el presupuesto o simplemente, son igual que los que se fueron y a los que siempre han acusado de corruptos.
La Auditoría Superior de la Federación revisó la Cuenta Publica 2019 y encontró que el gobierno de la 4T gastó casi 45 mil millones de pesos de manera irregular.
Por dependencias, detectó serias anomalías en el programa “Jóvenes construyendo el futuro”, ese que da dinero a los llamados “ninis”, jóvenes que no estudian ni trabajan pero son registrados por empresas para que el gobierno les entregue recursos públicos.
El esquema de apoyo económico a “ninis”, que el Presidente ha presumido como una herramienta para prevenir que los jóvenes se enrolen en las filas de la delincuencia, pagó 57 millones de pesos a personas fallecidas, pero también encontró centros de trabajo inexistentes, una duplicación en la entrega de apoyos económicos a quienes ya recibían algún tipo de beca del gobierno y fallas en el mecanismo de comprobación de datos de los beneficiarios, para asegurarse de que realmente se estuvieran destinando a quienes lo necesitan y evitar el desvío del dinero.
No es todo: La Auditoría Superior de la Federación se dio cuenta de que en el caso de la Guardia Nacional, el gobierno federal ha incumplido con procedimientos legales lo cual genera opacidad. Además, la mayoría de sus elementos no tienen una formación policial, pues de manera preponderante está integrada por militares.
Hay otros datos (vaya ironía) que difieren de los oficiales y que nos muestran rasgos de la opacidad en el manejo de los recursos. Y de la ineficiencia, por decir lo menos.
Por ejemplo, el Presidente López aseguró que la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) costaría unos 100 mil millones de pesos y eso le sirvió como argumento central para justificar la decisión, que sigue sin ser entendida por la falta de lógica.
La realidad es diametralmente diferente, pues la ASF afirma que el costo es el triple de lo que el gobierno dijo. Más de 330 mil millones de pesos por la cancelación del proyecto y además, el daño a la reputación del país ante los ojos de inversionistas nacionales y extranjeros, es un costo bastante alto.
¿Algo más? Pues sí: la Secretaría de la Función Pública (SFP), dependencia que en teoría debe garantizar la transparencia en el uso de los recursos públicos, obstaculizó al personal de la Auditoría Superior el acceso a documentos, negó el ingreso a instalaciones y a información que les ayudara a cumplir de la mejor manera con su labor.
Es evidente que a dos años de haberse iniciado el nuevo régimen la corrupción no se ha ido. Las viejas prácticas permanecen y la tentación de meter mano al dinero público prevalece entre los nuevos funcionarios, según lo confirma la ASF.
En un gobierno en el que el combate a la corrupción se ha puesto en el centro de la acción, justamente la falta de voluntad para sancionar las irregularidades evidencia ignorancia o complicidad.
Y mientras, para eludir la discusión, se recurre a la retórica estridente, a las trivialidades, a las acusaciones sin sustento y a la polarización. O lo que es lo mismo: a actuar con cinismo al hacer lo que antes se criticó.

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