En un entorno en el que la violencia que afecta al país desde hace décadas no cede y en donde a pesar de las reiteradas demandas del gobierno mexicano han sido desoídas por su par estadounidense, el planteamiento hecho por Tamaulipas en el sentido de que debe atenderse de inmediato el asunto del tráfico de armas en la frontera, es digno de reconocimiento.
Aunque ya sabemos que desde que se inició el gobierno de la Cuatroté la violencia se ha recrudecido, que cada vez más amplios territorios está bajo control de grupos criminales y de que Andrés Manuel prefiere seguir repartiendo abrazos en vez de aplicar la ley, lo que ayer hizo el gobernador Américo Villarreal Anaya ante la Cónsul General de Estados Unidos en Matamoros, Yolanda Parra, vale la pena retomarlo.
Poniendo las cosas en contexto, el mandatario se reunió con la diplomática estadounidense en la capital del estado y entre las cosas que platicaron está la petición -o demanda, según se vea-, de que las autoridades de ambos países, pero especialmente de Estados Unidos, ataquen de manera firme, decidida e inmediata el tema del tráfico ilegal de armas en la zona fronteriza.
Villarreal lo recordó: De haberse enfrentado este grave problema con determinación y oportunidad, en Tamaulipas y en muchas entidades mexicanas no tendríamos una situación que parece incontrolable, por la cantidad de armas de fuego que ingresan ilegalmente al país, ante los laxos controles que establecen los vecinos del norte.
La petición -repito, demanda si así quiere verse-, que hizo el gobernador tamaulipeco tiene mucho sentido y debería ser respaldada por organizaciones sociales y organismos empresariales, porque aunque las condiciones de seguridad siguen siendo bastante aceptables en el estado, lo mejor es prevenir una descomposición acelerada como la que vivió Tamaulipas en los últimos dos sexenios priístas, el de Eugenio Hernández Flores y el de Egidio Torre Cantú.
¿Cómo puede frenarse esto? La lógica planteada indica que mediante el control del tráfico ilegal de armas que provienen de Estados Unidos y llegan a México para abastecer a los grupos criminales que controlan territorios y numerosas actividades ilícitas. Tiene todo el sentido.
Américo reiteró algo que ha venido diciendo sobre el estilo de gobierno que prevalece ahora en el estado: El enfoque humanista, de respeto y tolerancia, pero también de compromiso con las miles de familias tamaulipecas que con justica exigen el mejoramiento de las condiciones de seguridad, algo a lo que siempre se aspira.
Y aunque datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública colocan al estado entre los que mejor desempeño tienen en las variables de seguridad, combate a actividades ilícitas y comisión de delitos de alto impacto y del fuero común, lo ideal es que Tamaulipas colabore con los esfuerzos federales para tratar de disminuir la gravedad del problema que representa la actuación de grupos delincuenciales.
Una manera de hacerlo es sumarse a las demandas federales de que el gobierno estadounidense actúe con rapidez, eficacia, firmeza y legalidad para frenar el tráfico de armas.
No creo que haya alguien que en su sano juicio se oponga a este planteamiento – o demanda, si así quiere verse-, que ayer hizo el gobernador tamaulipeco a la Cónsul General de Estados Unidos en Matamoros.
ESCOTILLA
Loterías, reuniones y hasta visitas a colonias es lo que anda haciendo Carlos Alberto González, el tesorero de Ciudad Madero.
Me dicen los que saben, que el hijo del ex tesorero en tiempos de Lupe González Galván tiene intenciones de empujar fuerte y buscar la manera de colarse como el segundo en la lista de aspirantes a la Alcaldía.
En la contienda interna de Morena, el ex dirigente juvenil del PRI en Tampico se enfrenta a otros interesados que le llevan bastante ventaja como el diputado federal Erasmo González Robledo y el delegado de Bienestar estatal Claudio de Leija.
En la carrera, aparece solo encima de Alfredo Pliego, dirigente empresarial que muy discretamente se mueve con cautela.
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