¿Cuál es el temor del diputado Carlos Fernández Altamirano? Porque de que existe, es un hecho y lo más sano para todos, es saber de qué se trata y cómo puede enfrentarse o resolverse.

Lo que ayer hizo el diputado local Carlos Fernández no puede ser tomado a la ligera, especialmente en un estado en el que la polarización alcanzó niveles preocupantes en la pasada campaña por la gubernatura y en el que históricamente, la violencia ha afectado a amplias franjas de la entidad.

El legislador maderense subió a la tribuna en la sesión del Congreso para denunciar que ha sido objeto de ataques en medios y en redes sociales, los cuales atribuyó a adversarios políticos, a servidores públicos y a personajes a los cuales no les puso nombres ni apellidos.

Fernández, quien en el gobierno estatal anterior se desempeñó como titular del Instituto del Deporte, dijo que su denuncia pública era al mismo tiempo un llamado a la cordura y una advertencia de que si algo le llegara a suceder a él, a su familia y colaboradores, debían señalarse como responsables a quienes lo han atacado, repitiendo sin sustento acusaciones de las que no hay evidencia de responsabilidad ni de acciones jurídicas.

Con el rostro adusto, muy serio, Fernández recordó que desde el primer año de la actual Legislatura ha sido objeto de ataques y presiones para cambiarse de bancada o para votar en favor de iniciativas del grupo parlamentario de Morena, antes encabezado por Armando Zertuche Zuani y ahora por Úrsula Salazar Mojica.

“He sido calumniado e inclusive insultado desde el inicio de la actual Legislatura, y también perseguido por no dejarme comprar, por no agacharme y por no venderme”, dijo en un momento dado de su intervención, para darle fuerza a su denuncia.

Bien lo dijo Carlos: En Tamaulipas, las calumnias y versiones sesgadas sobre algunos personajes de la vida pública o de cualquier ciudadano común, pueden llegar a costar la vida, pueden provocar secuestros o generar situaciones de riesgo. Es muy serio, en verdad y de ahí el miedo a lo que pueda pasarle a él, su familia y miembros de su equipo de trabajo.

Algo debió haber sucedido que el diputado no ha querido revelar, para que llegara al extremo de subir a tribuna y hacer esa denuncia pública señalando -sin nombres ni apellidos-, a actores políticos, funcionarios e instituciones.

Se entiende la preocupación y en cierto modo, el miedo a que el clima de linchamiento político llegue a extremos que se traduzcan en cualquier acto de violencia o al margen de la ley que afecten la integridad del diputado, de sus seres queridos o de sus colaboradores.

Por lo mismo, creo que además se debe reflexionar en los límites que deben existir en el quehacer político y en el desempeño de cualquier servidor público para evitar que se llegue a estas situaciones. Nadie, por el simple hecho de tener distintas opiniones o de no coincidir con los demás, debería ser perseguido, amenazado o calumniado.

Eso es lo deseable, aunque ya sabemos que es utópico en la política mexicana y particularmente en un estado como Tamaulipas, en donde el sexenio pasado vimos lo opuesto a eso. Y lo mismo se vivió en los anteriores gobiernos del PRI, para acabar pronto.

El siguiente paso es que el diputado Carlos Fernández haga lo conducente: Acudir a las instancias judiciales correspondientes y poner en conocimiento de las autoridades lo sucedido, pedir la protección que considere necesaria para sí y los suyos, pero especialmente, que siente un precedente para que en adelante se eviten este tipo de situaciones.

No se trata solamente de las calumnias y quizá hasta amenazas directas contra un legislador, se trata de la gravedad de las cosas, de los niveles que puede alcanzar la intolerancia a las diferencias, de los extremos a los que puede llevar la polarización política, de las cosas que pueden llegar a suceder cuando alguien no distingue la política de lo personal.

Y eso, en un estado como Tamaulipas, con un pasado reciente, con los antecedentes que existen -un candidato, casi gobernador, asesinado brutalmente-, no se puede permitir.

ESCOTILLA

La próxima semana se realizará en Tampico la Sesión Plenaria de los diputados federales del PAN, lo que convertirá al puerto en el centro de atención nacional de ese partido, por la presencia de legisladores que son parte importante en su estructura y órganos de dirección.

El hecho de haber elegido a Tampico como su sede es un mensaje contundente acerca de la importancia que tiene el panismo del sur y particularmente, el liderazgo que dentro del partido ejerce Chucho Nader a nivel estatal.

Seguramente, en esos días veremos un respaldo firme de la dirigencia nacional y de sus diputados al trabajo político desarrollado por Nader, considerado uno de los Alcaldes mejor evaluados del país y hoy en día, sin duda la figura política más fuerte del PAN tamaulipeco.

abarloventotam@gmail.com

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