Aunque la pandemia ha dejado de manifiesto la vulnerabilidad de sectores económicamente activos que no estaban preparados para enfrentar una larga temporada de cierre parcial o total, en términos generales las actividades productivas se han mantenido en buen nivel en Tamaulipas.
Siendo un estado con una extensión territorial dispersa y diversa en sus vocaciones económicas, el papel que juegan los empresarios locales y foráneos es fundamental para que la entidad siga siendo una de las más destacadas en el contexto nacional.
En el norte, luego de meses de semi paralización a causa de la pandemia, las maquiladoras y empresas manufactureras han retomado el ritmo de trabajo, recuperando empleos y reportando un incremento gradual en sus actividades. Inclusive, se puede considerar el anuncio de un nuevo proyecto de construcción de otro puente internacional en Nuevo Laredo, como un síntoma del rumbo positivo que va tomando la economía en esa que es la aduana más importante de Latinoamérica.
El centro, donde la mayor parte de la economía gira en torno a la burocracia estatal y universitaria, ha sabido sobrellevar el problema económico derivado de la situación sanitaria y aunque parece la más lenta en su evolución, tiene cierto dinamismo comercial que genera buenas expectativas.
Luego sigue el sur, desde El Mante a Tampico, pasando por Aldama, González y Altamira, que representa uno de los dos motores económicos de Tamaulipas, con la mayor y más sólida diversificación de actividades productivas.
Es en la conurbación en donde el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca ha encontrado un excelente entendimiento con los empresarios agrupados en más de una docena de organismos, así como en liderazgos de varios de los grandes inversionistas regionales.
El dinamismo en sectores como el portuario sigue siendo uno de los más fuertes, aún con los efectos que la pandemia ha provocado en la producción química y petroquímica, así como el impacto negativo de las políticas públicas federales en materia energética. Y de los dos puertos de altura que hay en el sur, el de Altamira se mantiene a la cabeza tanto por el volumen de carga de importación y exportación que maneja, como por las oportunidades de negocios que ofrece a quien quiera verlas y aprovecharlas.
Precisamente, hace días a Altamira llegó un buque con gas que fue inyectado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a su red de distribución, para tratar de regularizar con rapidez el abasto de este insumo y buscar solucionar la falta de energía eléctrica en 23 estados del país.
En Tampico, además, aunque lamentablemente muchos pequeños y medianos negocios no pudieron sobrevivir a las complicaciones económicas derivadas de la situación sanitaria, hay señales de que no han dejado de fluir inversiones importantes que están fortaleciendo la imagen de la ciudad, como uno de los destinos más atractivos para el capital privado.
Empresas de los sectores logístico, inmobiliario, comercial y gastronómico anunciaron y siguen con inversiones, aunque con menos celeridad que antes. Sin embargo, lo positivo, lo que hay que destacar, es que siguen confiando en la inminente recuperación de la normalidad y con ello, en que una mayor movilidad ciudadana pueda beneficiar un aumento en el consumo.
Eso aplica tanto para actividades comerciales como turísticas, especialmente ahora que se dio a conocer que en Semana Santa podría abrirse nuevamente Playa Miramar, el principal destino de turismo en el estado y del Golfo de México.
Aunado a las inversiones de la iniciativa privada están las que hacen los gobiernos estatal y municipales de la zona, con el objetivo de crear las condiciones adecuadas para el aprovechamiento de las oportunidades de negocios que ofrece el sur.
El ejemplo más claro es el mega proyecto de desarrollo Laguna del Carpintero, en terrenos aledaños al vaso lacustre ubicado en el centro de la ciudad. Es parte del plan puesto en marcha hace 4 años para recuperar la grandeza de Tampico como capital social, económica y de entretenimiento de la Huasteca, con influencia en una vasta región de los estados de Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí e Hidalgo.
Inversiones privadas como La Rueda de Tampico, la construcción de nuevos mercados municipales, el fortalecimiento de la infraestructura urbana e hidrosanitaria, el embellecimiento de espacios públicos rescatados en el centro de la ciudad, la coordinación con hoteleros y restauranteros para promover la riqueza cultural, artística, gastronómica y las opciones de esparcimiento turístico, contribuyen a conseguir eso que se quiere: Consolidar al puerto como el centro de una de las zonas más importantes del estado.
Este contexto sirve para entender por qué la asunción de Bertha Laura Salinas Ruiz como nueva presidenta del Consejo de Instituciones Empresariales del Sur de Tamaulipas (CIEST) es un hecho relevante en la relación entre los gobiernos de Cabeza de Vaca, Chucho Nader, Adrián Oseguera y Alma Laura Amparán, los Alcaldes de Tampico, Madero y Altamira.
El CIEST ha sido tradicionalmente un aliado de los proyectos que promueven el desarrollo social y económico de la zona conurbada y la entidad. Acompaña a los gobiernos, está al pendiente del cumplimiento de las disposiciones legales en materia de transparencia en el manejo de los recursos, en la asignación de obras y licitaciones y además, colabora en buena parte en el diseño e implementación de políticas públicas para la atención de problemas como el de la seguridad.
De hecho, el CIEST como organismo aglutinador de cámaras y asociaciones empresariales de la zona, es parte vital del funcionamiento de la Mesa de Seguridad del Sur, quizá la que mejores resultados ha obtenido junto con las autoridades de los tres niveles de gobierno en la prevención y combate a delitos de alto impacto y del fuero común.
Sí, los empresarios del sur han tenido afectaciones en muchos de sus negocios a causa de la pandemia y porque las medidas de semi paralización de actividades no esenciales han afectado sus operaciones. Hay quienes han prescindido de parte de su plantilla de personal y otros, han replanteado el modelo de negocio de sus empresas, pero se mantienen en el frente de lucha por regresar a la normalidad que conocíamos, pero con las debidas medidas de precaución.
La excelente relación que por años han tenido empresarios y autoridades se ha reflejado en un entendimiento que ha dado sus mejores frutos en la inversión mutua en áreas que son fundamentales para seguir colocando a Tampico, Madero y Altamira como un polo de desarrollo económico destacado en el ámbito nacional. Obviamente, el impacto social y el mejoramiento de la calidad de vida de la gente es una consecuencia natural de esta colaboración que seguramente se fortalecerá, cuando esta semana Salinas Ruiz asuma el cargo de presidenta del CIEST.

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