Hace dos años consignaba en un artículo que Tamaulipas era motivo de una aparentemente suave disputa entre la Cuatroté y el gobernador Francisco García. Anticipaba un escenario que se ha ido cumpliendo por etapas, desde el avance de Morena al papel de López Obrador en ello, hasta la identidad de los principales aspirantes a la candidatura, pasando por el objetivo final que era ganar la gubernatura, pero el análisis se quedó corto.

En uno de esos párrafos decía textualmente: “La suave disputa esconde una brutal lucha que se nota de largo aliento. Es clara la necesidad de Morena por hacerse de más estados en los comicios federales de 2021 y la preparación para tomar el poder estatal en 2022, para afianzar el proyecto de la auto llamada 4T”.

A dos años de distancia, varias cosas han cambiado y estamos ante una situación en la que la disputa se mantiene y se ha hecho más ruda. La discusión pública subió de tono y cuando parecía que ganadores y perdedores se pondrían de acuerdo en los términos en los que se llevará el proceso de transición, con el arbitrio institucional de la Cuatroté, volvemos a ver movimientos.

Es comprensible que existan resistencias al cambio, especialmente cuando en la variedad de escenarios hipotéticos no se contemplaba esa posibilidad. La apuesta del oficialismo local era a ganar todo o nada y aún así, jugar al filo de la navaja, llevar las cosas al límite y si se puede, arrebatar de alguna forma.

Lo que parecía una diferencia zanjada no es tal. Lo que se pensaba era una decisión aceptada, se percibe como una negativa a admitir lo evidente. Es decir, lo que públicamente se había mostrado como la disposición para dar paso a una transición tersa, respetuosa de la voluntad popular reflejada en las urnas, no se está viendo así y, ¿sabe por qué? Deje le platico.

Está previsto que en dos semanas se definan dos asuntos que están pendientes y cuya resolución será determinante para el rumbo de la última etapa del proceso político electoral que vive Tamaulipas desde el año pasado.

El primero es el miércoles 17 de agosto, cuando la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia realice su sesión para decidir sobre la controversia presentada por el Congreso de Tamaulipas, en torno al juicio de desafuero del gobernador Francisco García. El segundo asunto que incide en el enrarecimiento del ambiente político actual se conocerá el domingo 21 de agosto, fecha límite en la que el Tribunal Electoral de Tamaulipas (Trieltam) tiene programada la sesión para decidir lo que procede en el caso de la impugnación presentada por el PAN sobre los resultados de la elección que ganó Américo Villarreal Anaya, el candidato de Morena.

Ese es el motivo de que la pelea esté nuevamente en el centro de la atención, porque los inconformes han sustentado sus quejas en argumentos como las presuntas irregularidades que se registraron durante el día de la jornada electoral, pero hay más cosas que nos muestran que la lucha será de mayor intensidad.

El recrudecimiento de la guerra por la elección que ganó Morena se entiende -aunque no se justifica-, porque el resultado de esos dos hechos revistos para resolverse entre el 17 y el 21 de agosto serán definitivos en la confirmación de lo que se vivió en Tamaulipas el 5 de junio.

Esos son los motivos que en el equipo del gobernador electo Américo Villarreal se han identificado como lo que alienta la nueva fase de lo que llaman guerra sucia, y que tiene como objetivo tratar de minar la credibilidad del ganador de la elección, la legitimidad de la decisión ciudadana, buscando generar una percepción de ilegalidad y de confusión de los ciudadanos.

Es simple: A los argumentos sobre presuntas irregularidades en la elección, quienes impugnaron agregaron ahora una campaña mediática en redes sociales que enfatiza en declaraciones atribuidas al piloto de un avión propiedad de Sergio Carmona, el empresario asesinado en noviembre en Nuevo León y a quien se ha identificado como el financiador de campañas morenistas.

Entre los integrantes del círculo rojo del equipo de Américo se tiene claro que la divulgación masiva y coordinada de esa información a través de redes sociales y de sitios electrónicos ya plenamente identificados, quieren crear la idea de que la elección será anulada por las autoridades electorales y que se repondrá el proceso. Nada más falso, pues entre el 21 de agosto y el 30 de septiembre -en caso extremo-, se confirmará lo que se vio en las urnas.

Se sabe que Villarreal esperaba que por estas fechas se diera otro embate en contra de su triunfo por parte de quienes han alentado el conflicto y la confrontación con quienes decidieron apoyar la alternancia, tal como se hizo en la campaña. No obstante, el gobernador electo tiene la seguridad de que la Cuatroté lo ha respaldado desde el día en que se hizo oficial su triunfo, tal como lo confirman sus encuentros con los principales funcionarios del gobierno federal. De eso no hay duda y de que se respetará la voluntad ciudadana, tampoco.

Sin embargo, el hecho de que mediante noticias falsas y el uso de sitios electrónicos -como en la campaña con el famoso e inexistente Dallas Chronicle-, ahora se recurre nuevamente a una embestida para divulgar información sobre el presunto uso de un avión propiedad de Carmona, que de acuerdo con esto, habría servido a Villarreal para sus traslados.

Ha llamado la atención entre los morenistas que la información que se ha estado difundiendo contiene imprecisiones y falsedades, según argumentan. También, que tiene una clara intención de provocar sospechas y reforzar su impugnación, tratando de influir en la opinión de los magistrados que revisarán el recurso jurídico. Y hasta van más allá, pues aseguran que es el mismo estilo que se utilizó en la campaña, aunque ahora se nota una mayor desesperación.

En el bando de Américo se afirma que detrás de la estrategia está el interés del ex senador Roberto Gil Zuarth, así como de varios integrantes de un reducido grupo que ha usufructuado el poder político y económico en Tamaulipas durante varios años. A pesar de eso, se insiste entre los abogados y asesores de Villarreal, la estrategia no tendrá éxito, como se confirmó antes, cuando quienes perdieron hicieron lo mismo.

La parte jurídica no ha terminado, pero por lo que vemos, la guerra mediática alentada por quienes perdieron y están más desesperados que antes, tampoco.

abarloventotam@gmail.com

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