El virtual triunfo de Américo Villarreal Anaya como candidato de Morena a la gubernatura de Tamaulipas, generó un reacomodo en el escenario político estatal pero también al interior del partido, cuyas consecuencias estamos viendo.

Es previsible que personajes y grupos que creen tener los méritos necesarios para influir en el destino de Morena, así como de ocupar cargos relevantes en la próxima administración estatal, consideren que tienen el derecho de promover la salida de elementos con los que no comulgan y con quienes existen diferencias de fondo.

Y así es como argumentando reales o supuestas traiciones, falta de lealtad y compromiso o bien hasta simulación, los interesados en provocar esta purga al interior de Morena pretenden quedarse con el control de los órganos de dirección, así como con algunas posiciones que les sirvan para avanzar en sus proyectos futuros.

Me parece que así debe de entenderse el movimiento suscitado ayer, cuando la diputada local Leticia Vargas Álvarez anunció su renuncia al grupo parlamentario de Morena para sumarse a la bancada panista. Y no es que se trate de una salida impulsada directamente a través de una expulsión de algún órgano de Morena en el estado, sino de una acción que la legisladora consideró necesaria para poder continuar con su labor.

Vargas Álvarez dijo muy claro que su renuncia a la bancada morenista y adhesión a la del PAN en el Congreso, se debe a las presiones que por diversos medios ha ejercido el diputado federal Erasmo González Robledo, para que ella pida licencia o bien sea expulsada, con el propósito de colocar en esa posición a su suplente Cynthia Jaime, quien es la responsable del área de Comunicación Social en el gobierno de Altamira y es bastante cercana a Erasmo.

Esta renuncia provocará no solo un ajuste en los cálculos que el grupo parlamentario de Morena tiene en el Congreso para planificar el impulso a iniciativas de ley o modificaciones, pues tendrá un integrante menos, sino también una nueva alineación de grupos y un previsible ajuste de cuentas en el futuro.

De igual manera esto va a tener consecuencias en la reconfiguración de fuerzas al interior de Morena, pues quedan en evidencia las febriles ansias del diputado González Robledo por querer controlar todas las posiciones posibles y tratar de imponer un cerco político en Madero, en donde anhela la Alcaldía, pero después de tener un paso relevante en el próximo gobierno estatal.

Si es cierto lo que dijo la diputada maderense, entonces estamos ante la primera embestida del grupo que rodea a Erasmo para querer empezar a colocar a sus afines en posiciones clave: Primero el Congreso, luego el gobierno estatal y después, tomar por asalto la candidatura a la Alcaldía. No parece descabellado pues desde el año pasado es una de las ideas que tiene González Robledo.

Si la purga que se viene en Morena abarca a más que una diputada que ha estado bajo la sospecha de haber colaborado con los panistas desde hace meses, entonces el ajuste tendrá que ser severo y en más áreas del partido, porque seguramente fueron muchos los que no trabajaron al ciento por ciento con el candidato morenista. Lo que llama la atención es que Erasmo se haya tomado la atribución de ser quien inicie la limpia, como si contara con la autoridad -o con el visto bueno- para ello.

En esa lista de posibles salidas anote usted a Enrique Torres, dirigente formal de Morena en Tamaulipas, a quien todos los grupos internos le hicieron el vacío. También, a algunos personajes a quienes desde el mismo partido les iniciaron una campaña en contra, como ya lo comentaba hace unos días.

En lo que creo que deben tener cuidado quienes quieran hacer esa limpia, es en que la purga no sea de tal nivel que se vayan a deshidratar y eso los ponga en una posición complicada. Ellos sabrán.

ESCOTILLA

Lo dicho: Es tal el nivel de polarización que hay en Tamaulipas, que la guerra sigue y como antes, las fake news proliferan: El fin de semana se filtró una lista con supuestos nombres de futuros colaboradores en el gobierno. Es falso, como mucho de lo que se dirá de aquí al 1 de octubre.

Lo más absurdo es que en ese listado se menciona a personajes como Ricardo Gamundi, Javier Villarreal, Olga Sosa, Úrsula Mojica y Oscar Luebbert. Y es inverosímil primero, porque Gamundi está haciendo muy buenos negocios con su encuestadora Electoralia y no la va a dejar; luego, porque Úrsula es coordinadora de diputados morenistas y enfrenta un proceso de desafuero.

Después, porque Javier Villarreal prefiere la comodidad de la legislatura y además, en el caso de Luebbert, porque nunca ha dejado de ser priísta, a quienes Morena culpa de todos los males de Tamaulipas. Y Sosa, pues parece que será uno de los dos de esa lista que sí podrían entrar al gabinete en una posición relevante.

En lo que sí es posible que acierten quienes difunden esa lista, es en la inclusión de Erasmo González Robledo, quien ha dicho a sus cercanos que será el hombre fuerte en el próximo gobierno, porque le “deben el triunfo por sus relaciones personales, políticas y económicas”. Y desde ahora anda metiendo mano en donde se pueda. ¿Será cierto?

abarloventotam@gmail.com

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