La corrupción, en todas sus formas, pero particularmente la relacionada con la política y la presunta vinculación de personajes con cargos públicos en ella, será la rica veta que los partidos van a querer explotar durante la campaña por la gubernatura.

El año pasado, ese fue el eje sobre el que giraron las campañas por las Alcaldías, diputaciones locales y federales en Tamaulipas, en las cuales la coalición formada por Morena-PT- Verde basó toda la estructura de su estrategia electoral.

El golpeteo constante, duro y directo al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y a varios candidatos y candidatas de entonces, fue el principal motivo por el cual despegaron algunas campañas a las Presidencias Municipales y al Congreso. No todas y todos los contendientes del partido del Presidente tuvieron éxito a pesar de ello.

Ahora las cosas son diferentes, sobre todo después de todo lo que ha sucedido: La pérdida de la mayoría en el Congreso y la posterior recuperación del poder en el Legislativo por parte del PAN, sus aliados del PRI y al menos 4 diputadas y un diputado de Morena, casi todos del sur le dieron a los azules un impulso hasta hace medio año impensable.

Pero algo pasó, que en Morena no leyeron bien, embriagados como estaban en la borrachera del triunfo electoral. Cuando a partir de octubre comenzaron a salir a la luz los datos del presunto financiamiento ilegal de los hermanos Carmona a las candidatas y candidatos de Morena en Tamaulipas, se destapó la cloaca. En esos días, se conocieron los nombres de los principales personeros de los cuestionados empresarios fronterizos, sobresaliendo el del diputado federal Erasmo González Robledo y de otros más. La hediondez apenas comenzaba a contaminar el aire en el ambiente político.

Parecía que la cosa iba a terminar en unos días, pero el sorpresivo asesinato de uno de los hermanos en Nuevo León arrojó más dudas sobre el caso y atrajo más la atención. De nuevo, se volteó a ver a quienes se beneficiarían hipotéticamente de la desaparición del generoso financiador de Morena en Tamaulipas, entre ellos, quienes recibieron camionetas blindadas durante y después de las campañas o bien, apoyos con conciertos para sus cierres de campaña.

Con ese antecedente, llegamos al proceso interno y con él, al recuerdo del origen político de Morena, fundado básicamente por tribus que antes formaron el PRD. Como origen es destino, las peleas por la candidatura fueron épicas y se tornó en una encarnizada lucha que dejó consecuencias graves.

Así pasaron los meses y aunque hay quienes quieren que se olvide el escándalo de los hermanos Carmona, su relación con el diputado Erasmo González y con Mario Delgado, además de numerosos y numerosas candidatos, tanto ganadores como perdedores en Tamaulipas, las cosas volvieron a tomar un nuevo impulso.

En 2021, la veta de la presunta corrupción que autoridades federales denunciaron en el gobierno estatal afectaron directamente la imagen del gobernador y del PAN, con los resultados conocidos. Pero conforme se han ido diluyendo las acusaciones por no estar debidamente sustentadas, la campaña mediática adquiere visos de mezquindad y paradójicamente ha ido fortaleciendo más la percepción de que Cabeza de Vaca fue una víctima. Aclaro, no estoy presumiendo en lo personal que el mandatario sea inocente o culpable de lo que se le ha señalado, pero sí llama la atención que todos los cargos que se le endilgaron han ido cayendo ante la falta de sustento jurídico. Si es o no culpable, allá las autoridades que logren comprobarlo. Si es o no inocente, ya se sabrá con el tiempo.

Pero mientras, el panorama se ha transformado con rapidez y lo que hace meses parecía irrefutable, hoy se pone en duda. Aunque Morena sigue teniendo una sólida ventaja en varias de las encuestas que se han dado a conocer, en los hechos hay una sensación de incertidumbre, por lo que está atravesando ahora el partido del Presidente.

En las filas del brazo político de la autollamada Cuatroté las cosas van mal: Las vergüenzas pasadas por la actuación de sus diputados locales y la ineficacia operativa de su coordinador, que era al mismo tiempo Presidente de la Junta de Coordinación Política, Armando Zertuche Zuani, pusieron a todos los legisladores en un nivel de capacidad política deplorable. Infortunadamente, por unos cuantos y cuantas, los demás han sido catalogados así.

Ahora, el blanco de los señalamientos de presunta corrupción es la nueva coordinadora de los diputados de Morena en el Congreso, Úrsula Patricia Salazar Mojica, quien es casualmente sobrina del Presidente López Obrador. Es esposa de Juan Dionisio Cruz Guerrero, suplente de Erasmo González Robledo durante la pasada legislatura en la que fue diputado federal.

Si bien las acusaciones en contra de la señora Salazar Mojica provienen de una grabación de la que se desconoce si es real o no, el hecho de que la señalen y haya grupos de mujeres del PRD que soliciten a las autoridades de la Fiscalía Anticorrupción del Estado que intervenga, afecta directamente a Morena y abona al clima de incertidumbre que campea en el partido.

He visto a la diputada muy tranquila al asegurar que no ha incurrido en actos de corrupción y afirma que es víctima de la guerra sucia. Tiene derecho a que se le escuche y nadie puede juzgarla como culpable, si no hay elementos de prueba. En cuanto a lo de ser objeto de ataques como parte de una guerra sucia, creo que es cierto y que tal vez, hasta provenga de su propio partido. Ya se sabe que los morenistas se llevan bastante rudo entre ellos.

Como sea, el caso es que así como el año pasado los ataques fueron dirigidos desde la capital del país contra el gobernador como principal referente del PAN y de sus candidatos, en 2022 las cosas han dado un giro y parece que a los morenistas las cosas les están saliendo al revés. Ciertas o no las acusaciones, el daño está hecho y ellos mismos se han encargado de que todo mundo se dé cuenta de eso. Va a ser interesante si en la campaña por la gubernatura, en Morena siguen pensando que la confrontación abierta y la explotación de la veta del discurso de combate a la corrupción es rentable políticamente.

ESCOTILLA

Uno de los contingentes más numerosos de simpatizantes de César “Truco” Verástegui durante su registro del domingo pasado fue el de Altamira.

Ese grupo fue encabezado por el ex Alcalde Juvenal Hernández Llanos, quien se ha convertido en una pieza clave para el proyecto de “Truco”, al lograr la integración de las estructuras que tienen el PRI, PAN y PRD en ese municipio así como en Aldama, en donde Juvenal tiene una fuerte ascendencia política dada la trayectoria que acumula en el ejercicio del servicio público y como operador electoral.

abarloventotam@gmail.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí