Conforme se acerca la fecha en la que el gobernador electo Américo Villarreal Anaya debe dar a conocer los nombres de quienes integrarán su equipo de trabajo en las principales secretarías, las presiones aumentan.
El jaloneo por posiciones de primer nivel en el gabinete, especialmente las relacionadas con el manejo de los recursos económicos, los programas asistenciales y la gobernanza, está elevando su nivel y no precisamente por la calidad de algunos personajes que están siendo impulsados por determinadas facciones, sino por el juego sucio y el método antigüo -como con el viejo PRI-, para ir filtrando los nombres de las personas que les interesan a algunos de ellos.
En particular, dentro de Morena se observa y molesta sobremanera que un grupo que lidera el diputado federal Erasmo González Robledo está empujando con todo lo que puede, especialmente bajo la mesa, a algunas de sus propuestas para que ocupen posiciones estratégicas en el próximo gobierno estatal.
Erasmo, quien jamás ha desmentido las acusaciones que se le han hecho desde hace casi un año como principal vínculo con los hermanos Carmona, sigue siendo el principal referente de la facción que quiere imponerse y lograr colocar a un buen número de sus afines en posiciones importantes del gobierno morenista, a pesar de las resistencias naturales en el círculo más cercano al gobernador electo.
Para muchos militantes y simpatizantes fundadores de Morena, quienes siempre lo han considerado un advenedizo y presunto responsable de la venta de candidaturas desde 2019, el diputado maderense sigue navegando impunemente en las aguas negras que son los señalamientos que se le han hecho por sus vínculos. Y eso no parece preocuparle en lo mínimo a Erasmo, pues por el contrario parecen medallas que presume con orgullo y cinismo.
Las presiones que se han identificado por parte del grupito que ve a González Robledo como su líder indican que quiere doblegar al gobernador electo, para que acepte colocar en la Secretaría General de Gobierno a uno de los suyos. Su reciente visita a municipios de la frontera a los actos de informes de gobierno dan luz sobre su intención.
Aquí lo interesante es saber si Américo cederá ante el intento persistente y duro de Erasmo y sus afines, muchos de los cuales han sido mencionados en las denuncias públicas que relacionan al diputado con presunto financiamiento privado a campañas políticas. También, a presumibles compromisos inconfesables con particulares a cambio del generoso financiamiento de las campañas del año pasado. Entregarle esa posición a un recomendado de González Robledo, sería una muestra de debilidad política.
Otra de las consecuencias de este intenso activismo del diputado federal es la profundización de las fisuras que hay entre figuras importantes de Morena en el estado, entre amplias franjas de militantes y miembros del equipo más cercano a Villarreal Anaya, porque insiste en conseguir ese objetivo. Erasmo esta seguro de que va a imponerse, porque cree que el triunfo se lo deben a él y a sus compromisos. Así lo ha dicho y con eso quiere conseguir su objetivo.
No es un secreto que González Robledo tiene en la mira varias posiciones en el gabinete para varios de sus compañeros de facción que se relacionaron con los Carmona. A partir de ahí, quiere construir su ruta hacia la candidatura de Morena al Senado en 2024 y desde ahí, ver hacia más adelante. No se sienta sorprendido, pero el maderense se quiere convertir en el sucesor de Américo, aunque el sexenio de la Cuatroté ni siquiera ha comenzado. Es en serio, no se burle, pues finamente es legítima su aspiración.
En fin que, como comentaba, Erasmo tiene la certeza de que sus estrechísimas relaciones personales y políticas con Mario Delgado, su dócil comportamiento en la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública en el Congreso, sus vínculos no desmentidos con los presuntos patrocinadores de Morena en el estado y su aprendizaje de los entretelones de la política a la vieja usanza priísta, serán suficientes para lograr que sus presiones fructifiquen colocando a uno de los suyos en la Secretaría General de Gobierno y a otros en distintas posiciones relevantes en el próximo gobierno.
Si quienes van a tener el control del partido desean retomar el Congreso y convertir a Morena en un factor de apoyo de la próxima administración realmente tienen la capacidad para hacer eso, lo primero que tendrán que hacer es sacudirse la nociva presencia del diputado González Robledo, dejarle claro que sus tiempos de influencia respaldados por sus presuntos patrocinadores ya se acabaron y que, por si fuera poco, su presencia cerca del nuevo gobernador resulta perjudicial. Una señal contundente sobre quién es el próximo gobernador dejaría sin efecto cualquier intento de convertirse en poder tras el trono como lo pretende el maderense.
Si en cambio, se le permite tener el control de la General de Gobierno con uno de sus incondicionales y le dan otras posiciones importantes para mantenerlo tranquilo con su porción de poder, la Cuatroté estará enfilándose desde sus primeros meses en una ruta que ya conocemos: La de la injerencia de actores externos en decisiones que solamente incumben a quien realmente ejerce el poder en el estado. Haría al próximo gobernador un rehén de intereses ajenos a lo que es realmente la Cuatroté.
En pocas palabras, si a Erasmo le permiten seguir presionando y le dan espacios, las consecuencias serán catastróficas en el mediano plazo para el nuevo régimen. Y la verdad, no creo que eso sea saludable para Morena, para el próximo gobierno, para el gobernador electo y por supuesto, para los tamaulipecos. Es claro quién tiene la última palabra en este caso. Falta menos para ver si la hace valer.
ESCOTILLA
Ninguno de los diputados federales y senadores de Morena por Tamaulipas se ha pronunciado en contra del avance en el proceso de militarización acelerado por la Cuatroté, al lograr que la mayoría oficialista en la Cámara de Diputados aprobara el control de la Guardia Nacional por parte de la Sedena.
Aquellos que antes criticaban la participación de los militares en tareas de seguridad pública, hoy han enmudecido. Cosas del oportunismo político en estos tiempos.
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