Durante más de 35 años, el puerto de Altamira ha transitado por una senda en la que el crecimiento y desarrollo son un elemento constante. Aunque ha pasado por años difíciles derivados de las crisis económicas con repercusiones globales, ha salido adelante.

En más de un cuarto de siglo he visto cómo este puerto de altura ubicado en el sur de Tamaulipas muestra una notable transformación, convirtiéndose en el principal factor que empuja el crecimiento económico, la fortaleza energética y el comercio exterior en esta región, con un indudable impacto en otras regiones de la entidad y de estados vecinos que se ubican dentro de su área de influencia.

Con la llegada de la Cuatroté y el cambio en las ideas que se tienen para manejar las instalaciones estratégicas para la soberanía nacional, hubo modificaciones legales que incidieron en la forma en que el recinto portuario es operado, ya no por una empresa de capital público sino por las fuerzas armadas.

Al margen de la conveniencia o no de que esto sea así, más allá de consideraciones que tienen que ver con objetivos de seguridad, me parece que los resultados que ha registrado este lugar son consecuencia de la inercia que por sí mismo trae el puerto desde hace años.

Resumir en pocas líneas lo que está sucediendo actualmente en el puerto de Altamira es complicado porque no es poco y tiene que ver lo mismo con la actuación de autoridades como de empresarios, operadores y prestadores de servicios. Por lo pronto, puedo citar un ejemplo para que se den una idea de que a pesar de que los egos y los intereses políticos se impongan, la fuerza de lo que se hace bien siempre destaca.

Por ejemplo, la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona), como se llaman ahora lo que antes fueron las Administraciones Portuarias Integrales (API´s), dio a conocer que están en marcha inversiones por casi 109 millones de pesos para concretar el proyecto de construir y operar diversas líneas férreas dentro de sus terrenos e instalaciones.

El objetivo es aumentar la infraestructura disponible para el traslado de todo tipo de mercancías en el interior del recinto, porque la insuficiencia de la misma ocasiona que las empresas reporten un alto costo por este concepto.

Es decir, aunque ya existe una compañía extranjera operando los ramales principales de ferrocarril -Ferromex-, el crecimiento de las actividades ha hecho crecer la demanda por parte de los usuarios y por eso es que la Asipona decidió destinar poco más de 100 millones de pesos a trabajos de construcción de espuelas y ramales secundarios, patios, además de los necesarios servicios de alumbrado, vigilancia y mitigación del impacto ambiental, para que las nuevas instalaciones sean amigables con el entorno.

Las inversiones que la Asipona Altamira va a realizar son necesarias porque ayudarán a mejorar la competitividad, al detener la saturación en patios de almacenamiento, así como del tráfico vehicular al interior de recinto fiscalizado, pues la gran cantidad de contenedores y carga genera más movimiento para su transporte de un sitio a otro, sea dentro o fuera del puerto.

A la larga, el propio crecimiento de las actividades de comercio exterior en el puerto de Altamira se ha ido convirtiendo en un problema que es preciso resolver antes de que sea inmanejable. A mayor movimiento de mercancías, mayor demanda de transporte terrestre y por ende, hay un aumento en los costos.

Los directivos de la Asipona y los principales operadores concluyeron que una forma adecuada y con impacto de largo plazo para encontrar una salida a esto es la construcción de más infraestructura ferroviaria que apoye la que ya tiene Ferromex. En este sitio, Kansas City Southern México (KCSM) paga derechos de paso, pues su concesión es en la vía Tampico-San Luis, sin embargo, ofrece servicios en Altamira. Sumando todo, el resultado es un encarecimiento de la oferta disponible para los usuarios del puerto. Desde hace años, este es un problema que nadie ha podido o querido resolver de una vez por todas.

Por eso, con ramales y espuelas de ferrocarril será más fácil el traslado de contenedores, cajas y demás carga de un lugar a otro, con un menor costo, parece ser la conclusión que justifica esta importante inversión.

Claro que este paquete de obras es menor comparado con lo que en años anteriores se ejecutaban cada año en Altamira, pero hay que entender que esto obedece a los nuevos tiempos, aunque sea incomprensible. En fin, lo importante es que no se deje de invertir para fortalecer la competitividad y capacidad de Altamira.

EL SUCESOR DE “CACHORRO”

Por diversos medios, directos e indirectos, quienes llevaron de la mano a Luis René “Cachorro” Cantú a la dirigencia estatal del PAN ahora buscan convencer a los consejeros estatales para que apoyen la propuesta de que su sucesor sea alguien cercano al mismo grupo en el poder.

Lo que los apoyadores de “Cachorro” quieren soslayar es que el también diputado local tuvo una desastrosa gestión como encargado del partido, según se puede comprobar con los resultados de las elecciones realizadas en el tiempo que le correspondió estar al frente del albiazul.

Hay consejeros estatales del PAN que lo que desean es que para cuando llegue septiembre, mes en el que se efectuará la renovación, casi se haya definido un acuerdo para promover más de una fórmula de interesados en presidir al partido en Tamaulipas. Y una condición básica, cuentan, es que tenga cierta independencia respecto de los que ya se van pero quieren seguir controlando al partido. A ver si se ponen de acuerdo.

Lo que es indiscutible es que quien sea el nuevo dirigente estatal panista podría hacer un mejor papel que Luis René. No será difícil, pues ha sido la más mediocre en los últimos 25 años.

abarloventotam@gmail.com

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