Este día, más de 2 millones 740 mil tamaulipecos tendremos la oportunidad de acudir a las urnas para elegir 23 diputados locales, 9 federales y 43 Presidentes Municipales.

Tamaulipas aporta poco más del 2% del total al padrón electoral nacional, pero las condiciones que le hacen un estado atractivo política y económicamente tienen que ver con su ubicación geográfica, sus ricos campos de petróleo y gas y por el potencial en la generación de energías limpias.

También, por sus dos puertos de altura, los cruces fronterizos, red ferroviaria y diversificación productiva, Tamaulipas es una entidad que está el interés político de todos los partidos.

Por eso la intensidad de las campañas, la agresividad de algunas de ellas, porque unos quieren avanzar para apoderarse de todo lo que se pueda, mientras que otros resisten para continuar en donde están.

Lo que se juega hoy es mucho más que el control del Congreso y de los municipios más grandes. Es inclusive, más que la posibilidad de que la oposición avance en su búsqueda de lograr un equilibrio de fuerzas en el Legislativo federal.

Es una elección que va a definir mucho para Tamaulipas, para el país y para los ciudadanos.

Por el antecedente que hay de elecciones intermedias y por las condiciones de polarización que existen, se estima que la afluencia de votantes a las urnas ronde el 50% del padrón.

Es un porcentaje aceptable, aunque lo deseable es que la cantidad sea mayor, para que no quede duda de que lo que se dice en las casas, las calles, plazas y en las redes sociales es lo que se piensa y se quiere.

En esta elección hay varios grupos de ciudadanos entre todos los que tienen el derecho de sufragar.

Hay quienes ya decidieron el sentido de su voto desde hace tiempo. Otros, apenas hace poco y unos más,  permanecían indecisos, en apariencia.

¿Por quién votar? Es una pregunta muy simple y puede parecer ociosa.

La respuesta es sencilla: Que cada uno vote por quien lo desee, sin presiones, sin condiciones.

Que vote por quien le haya convencido con sus propuestas, con el trabajo previo, con sus antecedentes, con los resultados.

Que la promesa de una beca, una despensa, de una pensión o la amenaza del retiro de beneficios derivados de programas sociales, no sea motivo para que usted decida.

Las despensas, las becas, las vacunas contra el Covid, las pensiones a adultos mayores, los apoyos a jóvenes sin trabajo, todo se compra con dinero de los contribuyentes y van a seguir, gane quien gane.

Y van a continuar porque nadie, ni el oficialismo ni la oposición quieren quitar esos programas asistenciales, porque son un paliativo para la pobreza en que viven millones de familias.

Claro, lo deseable sería generar riqueza, empleos, oportunidades, para que el bienestar sea parejo, pero mientras, todos van a mantenerlos. Así que por ese lado, usted ciudadano, no se preocupe. Nadie le va a quitar algo, salvo el derecho de decidir por sí mismo el sentido del sufragio que emita, si lo permite.

Que nadie quiera engañarlo ni presionarlo para que vote a favor de alguien en especial. Tampoco permita que le digan o presionen para que vote igual, es decir,  que sin pensar cruce igual las 3 boletas que le darán. Nada de que vote parejo. Ni que fuera usted alguien sin capacidad de pensar.

Razone, revise el pasado y observe el presente. Vea quiénes han cumplido su palabra y quiénes solo son oportunistas.

Recuerde quiénes estuvieron con usted en los meses difíciles de la pandemia, quiénes nunca aparecieron por sus casas, hasta las campañas.

Y aunque dije que no deje que alguien le diga como votar, insisto: Hágalo por quien considere que llena sus expectativas.

Por quien crea usted que sabe cómo hacer y mejorar leyes, que tenga el perfil y la formación adecuada para ser diputado federal o local.

Vote por quien sabe cómo se trabaja en un municipio, conoce las necesidades de la gente y ha estado siempre cerca, trabajando, cumpliendo con su responsabilidad.

Por quien quiera, pero vote en libertad. Salga a votar este día. Es un derecho y una obligación.

Además, el INE y el IETAM son garantes de la legalidad y de que se va a respetar su voluntad reflejada en el sufragio. No hay pretexto.

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