Desde hace unos días, cuando en las oficinas en donde se toman las decisiones cruciales compilaron toda la información sobre los últimos sondeos de Morena en Tamaulipas, la decisión se tomó sin mayor problema.

Los números fríos indican que las encuestas que hicieron algunas empresas y diarios del país sobre las preferencias electorales no estaban erradas, pues aunque en algunos casos había cierta disparidad, obedecía a intereses particulares movidos desde la misma capital y especialmente algunos lugares donde despachan quienes querían ganarle la partida al que realmente manda en Morena.

En el partido ya se tomó la decisión sobre quién va a representarlo en los comicios de 2022 en Tamaulipas. Lo que cada aspirante haya hecho en los tres años que lleva el proyecto de la Cuarta Transformación en Tamaulipas, ya se evaluó. El tiempo se acabó. Los aciertos y los aprendizajes se tomaron en cuenta y la sobriedad, la madurez para enfrentar cualquier eventualidad fueron puestos a prueba directa e indirectamente. Fue una carrera de resistencia, de trabajo paciente.

La decisión ya está tomada y no hay más que hacer. Como diría el clásico: “tiempo fuera”, y eso significa que las actividades públicas y privadas de los interesados en obtener la nominación ya no lo harán. Ya no tiene caso tratar de influir, porque se corre el riesgo de complicar todo.

Lo que en estos días sigan haciendo y diciendo algunos de los aspirantes sale sobrando. El proselitismo con recursos oficiales, las fotos con compañeros de partido, los golpeteos y rumores salen sobrando. Ya no pesarán, insisto, para bien. Porque si quienes han desatado la ola de ataques internos siguen haciendo lo mismo, se exponen a que pronto haya una intervención severa, tajante y dura para castigar a quienes han puesto en peligro la ventaja que el partido tiene en las mediciones que se han realizado.

Como escribí en este espacio la semana pasada y en la actual: Es cuestión de días, porque dentro de poco a todos los participantes en el proceso interno se les correrá la cortesía de informarles que no fueron los beneficiados con la decisión del partido. A quien será el ungido, ya se le notificó pero se le pidió mantener la calma, la serenidad y la altura de miras mostrada para no caer en las provocaciones ni en la guerra sucia provocada por los desesperados que no vieron crecer sus proyectos.

Aunque los números siempre fueron claros, había que dar la oportunidad de participar a otros jugadores, entendiendo esto como parte de las reglas democráticas que deben prevalecer en la política. El proceso fue accidentado y se acentuó en la última etapa, cuando algunos aspirantes se enteraron de que las tendencias no variarían y decidieron entrarle a la guerra sucia, salpicando todo y de paso quedando manchados.

Dado que han sido semanas accidentadas, desde que salió a la luz el primer golpe mediático auspiciado por políticos de la capital del país y sus personeros en Tamaulipas, Morena va a apurar la etapa final, como también se los dije aquí mismo hace días. La decisión de acelerar la designación con base en la encuesta y las otras mediciones, tiene que ver con la necesidad de evitar que se profundicen las diferencias que tienen algunos y que ello conduzca a una ruptura irreparable.

En donde se toman las decisiones solamente se esperan algunos detalles que están definiéndose para hacer el anuncio oficial, una vez que se finiquiten asuntos relacionados con las adhesiones que se esperan. Es inevitable que sí o sí, todos los participantes en el proceso honren la palabra empeñada cuando acudieron al llamado de la dirigencia nacional para firmar un acuerdo de unidad. Los antecedentes que se tienen sobre el proceso interno, con acusaciones, rumores y traiciones, cuentan mucho al momento de emprender acciones para controlar a quienes jugaron rudo y trataron de burlar los lineamientos de conducirse limpiamente en la disputa por la candidatura.

Lo que sigue es fácil de decir, pero complejo de lograr si no existe la colaboración de todos: Quien sea designado candidato tendrá que sortear obstáculos como la resistencia de quien se niega a soltar el poder, deberá identificar y anticiparse a eventuales traiciones y además, poseer la capacidad para liderar un proyecto que busque traer la Cuarta Transformación a Tamaulipas.

Quienes saben de esto, aseguran que existe el ánimo en la dirigencia nacional y en el equipo del candidato, de que todos los participantes actúen con madurez y acepten la decisión, que le den la vuelta a la página y se pongan a trabajar juntos para sacar adelante el compromiso de la elección.

Finalmente, coinciden, quien sea anunciado muy pronto como candidato de Morena a la gubernatura de Tamaulipas reúne en su perfil características como inteligencia, capacidad, formación académica y sensibilidad para encabezar un gobierno que esté plenamente identificado con los principios que postula el Presidente López Obrador.

PARA CERRAR

Ayer mismo en Reynosa, ciudad de la que era oriundo el empresario asesinado hace poco mas de una semana en Nuevo León, el delegado especial de Movimiento Ciudadano en Tamaulipas, Arturo Diez Gutiérrez dijo simplemente que no conoció a los hermanos Carmona.

A los Carmona se les ha mencionado insistentemente como presuntos financiadores de campañas de candidatos y candidatas de Morena en el estado. Y tiene razón Diez Gutiérrez: No necesita que le presten camionetas blindadas ni le paguen sus gastos. Sus campañas en Facebook lo dicen clarísimo.

abarloventotam@gmail.com

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