Después de que la semana pasada dos diputadas de la coalición Morena-PT renunciaron a ese bloque y se incorporaron a la bancada del PAN, crecieron las versiones que apuntan hacia una nueva salida del partido del Presidente hacia el blanquiazul.

Esto supondría el debilitamiento de la coalición que en junio pasado logró ganar la mayoría del Congreso estatal y los principales municipios de la entidad, por lo que de confirmarse la especie sería un golpe demoledor a las posibilidades de ganar la gubernatura en 2022.

Claro, estas versiones fueron puestas ayer mismo en el terreno de las simples especulaciones, pues aunque se dice desde hace días que hay otras dos legisladoras de oposición que son potencialmente desertoras de la autollamada 4T para unirse al PAN, no hay una certeza de esto. Quienes se han aventurado a hablar de una nueva deserción de morenistas señalan a las diputadas del sur Consuelo Nayeli Lara Monroy y a Leticia Vargas Álvarez como las próximas protagonistas de la nueva sacudida.

Creo que después del primer golpe a Morena, éste ya fue asimilado y de inmediato los operadores del partido comenzaron a moverse para tratar de atenuar el impacto y evitar más fisuras que aceleren su desgaste, por lo que en lo personal no me parece que vaya a darse otra defección de morenistas en el Congreso de Tamaulipas.

La mayoría de las encuestas elaboradas hasta hoy dicen que Morena lleva la delantera en las preferencias electorales de cara al proceso electoral de 2022, pero nadie asegura que las cosas puedan cambiar para mal de aquí a entonces. Ya le sucedió en Nuevo León y estuvo a punto de pasar en Campeche, así que no pueden tomarse a la ligera esas experiencias. Eso es un motivo para que se hayan movido rápido.

La más fuerte de las razones por las que no creo que las diputadas en mención tengan pensado dejar a Morena y pasarse al PAN, es porque llegaron al Congreso apoyadas por cuadros notables del partido en la zona sur, quienes les brindaron estructura, recursos e impulso para ser nominadas candidatas. Es decir, antes de pensar en cualquier decisión que impacte en la pérdida de presencia de Morena en el Congreso, van a actuar en función del golpe político que eso podría representar para quienes las patrocinaron.

Sin embargo, los malpensados dirían que no hay que descartar cualquier escenario, porque si no son ellas, serán otros los legisladores del partido de la autollamada 4T quienes puedan dejar esa bancada y pasarse al grupo contrario después de que haya un intenso cabildeo.

Y bueno, después de saber que el primer día de labores legislativas Morena perdió dos diputadas que se fueron al PAN, es inevitable preguntar y buscar al o los responsables de que no se previera esto. Es preciso que en el partido del Presidente se revisen las atribuciones formales e informales de quienes han decidido las candidaturas, para determinar si supieron a quiénes ayudaron a llegar.

Los costos de la pérdida de la mayoría legislativa y la percepción de falta de control en el Congreso deben endosarse no a quien tiene la dirigencia formal del partido, sino a quienes metieron mano, brazo y cuerpo en la designación de candidatos y candidatas, con un afán de ganar terreno en sus propias aspiraciones.

EL PRIMER ENFRENTAMIENTO

Ayer en el Congreso local se dio el primer enfrentamiento entre las dos fracciones parlamentarias que se reparten el control del Legislativo: PAN y Morena, ante la apática actitud del disminuido PRI.

El posicionamiento de los diputados de la bancada blanquiazul y morenista fue el motivo por el cual se enfrentaron verbalmente varios legisladores. Los primeros respondieron a la queja de los simpatizantes de la autollamada 4T sobre las versiones sobre otra posible desbandada hacia el PAN. Se armó un espectáculo en el que no prevalecieron los argumentos, sino los señalamientos y acusaciones que no aportan cosas positivas.

Por el lado de Morena la voz cantante fue la del diputado Humberto Prieto Herrera, expanista y ahora integrante del partido del Presidente y por el lado de los azules, el dirigente estatal Luis René “Cachorro” Cantú Galván. Las cosas se van a poner más intensas conforme avance el tiempo.

COMAPA, LO QUE ESTÁ MAL

En la Comapa, los pasivos superan los 180 millones de pesos y las redes públicas de agua y drenaje están en pésimas condiciones, lo que provoca innumerables problemas a la población. Las fugas no solo son de agua, sino también de dinero desde hace varios años.

En la Comapa de Altamira, una primera revisión hecha por el nuevo gerente general del organismo, Omar Hernández Leines, encontró que la situación financiera es muy complicada, que las deudas se dejaron acumular desde 2015 y que aunque en el último año se hayan hecho esfuerzos por tratar de resolver la situación, las cosas no pudieron componerse.

En la Comapa -en este caso, de Altamira-, la atención se centrará en el manejo financiero y en la operación de las redes de agua y drenaje, algo que también es un asunto que interesa abordar a los diputados de Morena, pero en Tampico. Para allá van.

abarloventotam@gmail.com

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