“Tendrá Palacio Nacional un Gobernador”, “FGR acepta negociar con Rosario Robles para terminar la acusación en su contra”, “Propone Monreal regular las redes sociales”, “Con los militares estamos sacando adelante país” “Sin licitación, FGR paga 3 mil MDP en adquisiciones”, “El Presidente se niega a usar cubrebocas “.
Los entrecomillados son algunos encabezados de medios informativos nacionales, que dan cuenta de lo que sucede fuera de la narrativa que con devoción se repite en todos los niveles de la autollamada 4T.
Lo que en otros tiempos parecía común dada la vieja cultura política, sigue siendo una constante en el actual régimen. Poco han cambiado las cosas en el fondo: la misma impunidad, el mismo culto a la figura presidencial, las prácticas en el uso del recurso público o la negociación política que asemejan al pasado.
En un país como el nuestro, en el que muy poco ha cambiado a pesar del discurso oficial de transformación profunda, los vicios heredados por el partido en el poder marcan la ruta de la vida política y social.
Años atrás, si el Presidente se negaba a acatar una disposición oficial que tuviera como finalidad enviar un mensaje de responsabilidad en el cuidado de la salud personal y colectiva, era golpeado sistemáticamente por la oposición y sus aliados mediáticos o intelectuales.
La crítica se toleraba y nadie se quejaba de ella. Ni el Presidente en turno. Eso no sucede ahora, pues apenas alguien señala la incongruencia del discurso oficial y los hechos, en las redes sociales se deslegitima todo señalamiento.
Eso sucede con la negativa del Presidente López a utilizar cubrebocas, a pesar de las recomendaciones de autoridades sanitarias. Y eso, por poner un ejemplo.
Lo que para cualquier ciudadano sensato puede parecer una ocurrencia, para los devotos de la 4T no es tal.
El asunto de los temas sintetizados en los entrecomillados es de fondo: Para muchos son ocurrencias sin sentido, en momentos en los que la sociedad requiere urgentemente de acciones responsables de las autoridades, de empatía con las personas contagiadas y de un comportamiento sensato.
Justo por eso cobra relevancia un estudio hecho por el Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México (UVM) a nivel nacional en el cierre de 2020, pues reveló que 62% de la población consultada considera que el Gobierno Federal no ha hecho un buen trabajo conteniendo la pandemia y 82% cree que deben ser más estrictas las medidas sanitarias para evitar mayor número de contagios.
Las preocupaciones ciudadanas son, en ese orden, el riesgo a su salud a pesar de que está calendarizado el programa de vacunación contra el Covid. También, los problemas económicos derivados del cierre de empresas afectadas que ha propiciado la pérdida de empleos.
Las diferentes consultas que empresas, organizaciones civiles e instituciones académicas como el Centro de Opinión Pública de la UVM muestran que el ánimo social tiene prioridades bien definidas y en ese contexto, la preocupación por la salud y las cuestiones económicas demandan una mayor atención y acciones efectivas por parte del gobierno, pero parece que el régimen no va en la misma dirección que la sociedad.
Una adecuada lectura del humor social, en las redes que pretenden regular y en territorio, puede ayudarle al gobierno a conocer y entender el ánimo de la sociedad, actuar con base en sus necesidades de acciones y hacer las cosas responsablemente, sin ideas u ocurrencias.
EL FUEGO AMIGO ESTÁ EN TODOS LADOS
Lo mismo si son priístas o panistas, miembros de Morena o de cualquier otro partido, el fuego amigo está presente.
Aunque sean del mismo color partidista, siempre hay quienes quieren meter la zancadilla al compañero o al rival. La tentación de ser superior es difícil de resistir.
Eso es el principio apenas. Este fuego cruzado es parte de la guerra de lodo que se va a ver con más intensidad en las campañas.
Y en esta estrategia de choque, de ataque y de difamaciones, lo mismo juegan rudo hombres que mujeres. Ahí no hay diferencias: se trata del poder.

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